Las residencias intentaron contactar 5 veces con Iglesias y no recibieron respuesta
La patronal de las residencias privadas denunció la pasada semana en el Congreso la falta de apoyos durante la crisis por la pandemia
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Hasta en cinco ocasiones la patronal de residencias de ancianos intentó contactar con el vicepresidente social, Pablo Iglesias, para trasladarle las preocupaciones del sector. Algunas de esas peticiones se trasladaron en medio de una situación dramática por la pandemia del coronavirus. Y todas fueron ignoradas, según fuentes del Círculo Empresarial de Atención a Personas (CEAPs), el organismo estatal de la dependencia más importante de España en cuanto a plazas y representatividad y que agrupa a empleados que atienden a más de 370.000 personas, tanto en residencias como en servicio de atención en domicilio y teleasistencia.
Iglesias, que ostenta el mando único de estos centros desde el pasado 19 de marzo, ha evitado asumir responsabilidades por las muertes de mayores en las residencias, el punto más dramático de la pandemia. En su lugar, el líder de Podemos se dedica a culpar a las comunidades autónomas e incluso a atacar a las residencias privadas que, según insiste, están en manos de «corruptos y fondos buitre».
Siempre según estas fuentes, en distintas ocasiones se intentó acceder a él, sin éxito. La primera solicitud se cursó el 27 de enero, apenas dos semanas después de que Iglesias asumiese su cargo en el Gobierno de coalición. El objetivo entonces era exponer las principales inquietudes y problemas del sector. No hubo respuesta. El siguiente contacto se intentó el 3 de febrero. También ignorado.
El 19 de marzo, el ministro de Sanidad, Salvador Illa -máxima autoridad durante el estado de alarma- delegó en el líder de Podemos el mando de los servicios sociales y su coordinación en las comunidades autónomas durante el estado de alarma. Eso implicaba que el vicepresidente social debía proponer las actuaciones inmediatas en todo el territorio nacional para hacer frente a la crisis y determinar las medidas necesarias para la correcta coordinación de dichos servicios, según informó su propia vicepresidencia en un comunicado.
El 20 de marzo se produjo otro intento de contacto frustrado desde las residencias. El objetivo era coordinar con el Gobierno los nuevos protocolos y, especialmente, que se reconociese de manera urgente a los trabajadores de los centros como profesionales de nivel 1.
Esa consideración permitiría tener una atención prioritaria en cuanto a la provisión de material -mascarillas, guantes, EPIs- para garantizar la seguridad de los trabajadores y usuarios. Además, desde CEAPs se requerían otras medidas, como permitir que personal sin titulación pudiese trabajar en los centros y la realización de una prueba diagnóstica a todos los usuarios y profesionales, especialmente cuando mostrasen síntomas o cuando un usuario regresase del hospital, por problemas ajenos al coronavirus. También se instaba a ofrecer atención domiciliaria hospitalaria o, si no fuese posible atender en residencia, que los enfermos fuesen tratados en un hospital o en el domicilio, con los apoyos precisos.
El 24 de marzo, y tras las noticias sobre el hallazgo por parte del Ejército de ancianos muertos y abandonados en residencias, desde CEAPs se pusieron en contacto con Presidencia de Gobierno, la vicepresidencia social de Iglesias y el Ministerio de Sanidad. Por parte de Iglesias no hubo respuesta. El 30 de marzo, siempre según la versión de este colectivo, hubo otro intento. Finalmente, el 5 de mayo se remitió una nueva solicitud para contactar con Sánchez y también con Salvador Illa y Pablo Iglesias con el objetivo de tratar el proceso de desescalada en las residencias. Desde CEAPs se pretendía poner en conocimiento del Ejecutivo sus principales reclamaciones para el desconfinamiento, para lo que habían elaborado un exhaustivo protocolo.
La presidenta de CEAPs denunció en el Congreso la falta de apoyos durante la crisis: «Ha sido un infierno»
Las residencias lamentaban que no existiese un plan específico de desescalada y, por ello, tomaron la iniciativa. Enviaron a Iglesias y a Sánchez dos protocolos para acometer el proceso de desconfinamiento en los centros residenciales y de día «con las máximas garantías». Entre las prioridades, insistían en asegurar el suministro de equipos de protección, PCR y test serológicos. El aislamiento por el estado de alarma, avisaron, había «conllevado un sufrimiento físico y psicológico con angustia, desorientación y miedo entre personas con unos altos niveles de dependencia».
«Sólo reproches»
La pasada semana, la presidenta de CEAPs, Cinta Pascual, protagonizó una sincera intervención en el Congreso de los Diputados, donde relató la dramática situación vivida en las residencias en los momentos más duros de la pandemia.
Pascual, en una intervención muy crítica -en el grupo de trabajo de Sanidad y Salud Pública de la Comisión de Reconstrucción- contó como contactó con los propios ministros y sólo encontró «reproches entre comunidades, entre partidos políticos».
«Nosotros no queríamos reproches. Estábamos en medio de una pandemia. Lo que estábamos sufriendo era inhumano. Sólo les pedía que nos sentáramos en una mesa y que el Gobierno dijese: vamos a solucionarlo», destacó.
Asimismo, explicó rotunda que los últimos meses «han sido un infierno» y denunció la falta de medios personales y de recursos para hacer frente a la crisis.
«Le pedimos a los ministros que lo hiciésemos juntos, que nos facilitasen los medios, nada más. No puedo entender, se lo digo de verdad, que nadie nos echase una mano y estuviese a nuestro lado», aseveró.
«Después de haber vivido este infierno no entiendo los discursos demagogos que he oído en foros, televisiones y en el Congreso de los Diputados. No creo que sea el discurso que necesita este país», lamentó.
Pascual respondió veladamente en su discurso a las críticas vertidas por parte del vicepresidente social, Pablo Iglesias, contra el sector privado de las residencias y avisó: «No somos mercenarios, somos pymes que hemos luchado mucho para llegar hasta aquí. En algunos pueblos somos la empresa más grande que hay».