Redondo dirige la estrategia de acercar el Gobierno al centro pese el rechazo de Iglesias y Podemos

El vicepresidente Pablo Iglesias y Podemos son partidarios de alejarse de Ciudadanos y depender de sus socios separatistas catalanes y vascos

Pablo Iglesias
Iván Redondo, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias
Joan Guirado

La pérdida de apoyos por parte de los socios progresistas del Gobierno ha obligado a los fontaneros de Moncloa a mover ficha. Ha sido el jefe de gabinete del presidente Pedro Sánchez, Iván Redondo, el encargado de coger el timón y enderezar la estabilidad del Ejecutivo. Sin el sostén de parte del bloque de la moción de censura y la investidura, Redondo ha decidido hacer un viraje al centro. Su estrategia no gusta especialmente ni a Pablo Iglesias ni a Podemos, que prefieren apoyarse en ERC.

Con la finezza que le caracteriza, el gurú de Sánchez ha completado un giro hacía Ciudadanos y el PNV para sacar adelante las dos últimas prórrogas del estado de alarma. Esta aproximación, que ha llevado personalmente el presidente de forma mayoritaria, Redondo quiere mantenerla a lo largo de la legislatura. En su entorno creen que esta suma puede ser la única garantía de aprobar los presupuestos y dar viabilidad a la legislatura.

Pero el fontanero jefe de Presidencia no renuncia a la mayoría de la investidura de enero. Mientras da mimos a los de Inés Arrimadas y a los de Andoni Ortuzar, en un despacho cercano al suyo, la vicepresidenta, Carmen Calvo, sigue tendiendo puentes con ERC e incluso con Junts per Catalunya. La geometría variable, algo que parecía imposible hace justo un año, tras las elecciones del 28 de abril que se tuvieron que repetir por la imposibilidad de alcanzar acuerdos, ha llegado para quedarse en palacio.

Lo único que se le escapó a Redondo, esta semana, fue el acuerdo tripartito con Bildu. Aunque estaba al corriente, ya que se comentó en la reunión de ese lunes del núcleo duro de la coalición, no conocía los términos del pacto que firmó la portavoz socialista, Adriana Lastra. Tras el rechazo frontal de la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, minutos después de hacerse público, Redondo decidió que la mejor forma de salir del paso era culpar al PP por dejar tirado al Gobierno. Esa misma noche Pedro Sánchez les trasladó el argumentario a sus ministros y dirigentes del PSOE, que repitieron al unísono.

El director de gabinete del presidente es, a día de hoy, una de las voces más lúcidas en el seno del Ejecutivo. Independiente en todos los sentidos, Iván Redondo gestiona sus competencias y a su equipo como si estuviera en una empresa privada. Llegan todos al despacho cuando el sol amanece y lo ocupan hasta cerca de la medianoche. Una visión productiva de un gabinete que en muchas ocasiones ha sido un albergue de militantes obedientes. Su neutralidad política, además, le otorga un plus añadido en sus análisis, muy valorados por Pedro Sánchez.

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