PRISIONES

Los presos amotinados de León que retuvieron a la directora durante una hora no han sido trasladados

Leín
La cárcel de León.
Luis Miguel Montero

Los presos amotinados en la prisión de León el pasado 2 de mayo no han sido trasladados todavía a otro centro penitenciario, excepto el instigador del motín que acabó reteniendo a la directora de la prisión. Sin embargo, el resto, incluido uno que esgrimió un «pincho» de fabricación casera y sus compañeros que rompieron parte del mobiliario para hacer una barricada en el módulo donde había fallecido un preso durante la noche, no han sido trasladados como sería conveniente para evitar posteriores tensiones dentro del Centro.

Este martes 2 de mayo durante el relevo de las 8 de la mañana y el posterior recuento de internos se descubrió el fallecimiento de uno de ellos en el módulo 10 del Centro Penitenciario de León, módulo que alberga a presos conflictivos o con mala conducta. El fallecido, de 38 años, vivía solo en la celda y no presentaba signos de violencia. Hasta la conclusión de la autopsia se desconoce la causa de la muerte.

El incidente provocó un gran nerviosismo entre el resto de internos, que protestaron contra, lo que ellos consideran, deficiente atención médica. Cuando la directora, Henar García Casado, el subdirector de seguridad, el administrador y los jefes de servicio se personaron en el módulo la tensión fue en aumento.

Entonces varios internos empiezan a romper el mobiliario del departamento, incluso alguno armado con un «pincho» de fabricación  casera,  realizaron una barricada a la entrada del modulo, impidiendo la salida de los funcionarios, resultando agredido un funcionario que necesitó asistencia hospitalaria, aunque por suerte sus lesiones no revisten gravedad.

Tras casi una hora de retención,  y tras las promesas de que se intentaría solucionar el problema sanitario y que no habría represalias sobre los instigadores del plante,  motín e intento de secuestro, los internos depusieron su actitud y los miembros de la dirección pudieron abandonar el módulo.

De momento,  «aparte de la conducción ordinaria de un interno  participante en el motín,  el resto siguen haciendo vida normal  en el departamento, lo que aumenta la sensación de impunidad,  que sienten los internos, y que sus actos  no supondrá mas que una mínima sanción disciplinaria. Y quebrando gravemente, el principio de autoridad que necesariamente debe regir en un establecimiento penitenciario», asegura una nota del sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) en León.

La falta del reconocimiento como agentes de la autoridad de los funcionarios de prisiones, la falta de personal formado adecuadamente y medios necesarios para este tipo de situaciones, «el buenísmo trasmitido desde la Secretaría General, nos está llevando a una deriva, que más pronto que tarde nos hará lamentar una desgracia», añade TAMPM.

La prisión de Mansilla de Las Mulas en León debería tener ocho médicos, pero sólo cuenta con 3 actualmente. Desde el año 2003 existe una ley que obliga a la Administración a transferir, en el plazo de año y medio, a las comunidades autónomas la Sanidad Penitenciaria y en este momento se negocia con Cantabria y Baleares y se ha traspasado en Navarra,  pero «la única acción de la Secretaría General es poner parches, se convocan oposiciones que quedan desiertas, motivado  por  el sueldo exiguo de los profesionales, en algunas prisiones se contratan a empresas que proporcionan médicos,  con un coste de 1000 euros por guardias en las que un médico de la institución cobra 150 euros, por supuesto legal, pero éticamente reprobable. Impide un correcto tratamiento, de los internos, y agravándose en caso de patologías psiquiátricas, con la inexistencia prácticamente de psiquiatras», añade la nota de TAMPM.

Desde este sindicato, «denunciamos el abandono al que nos tiene sometidos la Secretaría General, sueldos prácticamente congelados desde hace mas de 15 años, formación escasa o nula, diferencia de sueldo con nuestros compañeros  de Cataluña, deficiencias en el uniforme, sin  un estatuto propio que signifique nuestras diferencias con el resto de funcionarios de la Administración General del Estado, etc. Abandono agravado, con la criminalización de los trabajadores, con instrucciones tendentes a dar  la razón siempre a los internos frente a los trabajadores, creando un ambiente de trabajo cada vez más tóxico».

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