Portazo de la UE al catalán: Sánchez no logra cumplir la primera condición que le puso Puigdemont
Ante el rechazo unánime de la UE, ahora el Gobierno pretende priorizar el catalán en deferencia a sus posibles socios de investidura
Sánchez ofrece pagar el coste del catalán en la UE para cumplir la promesa a Junts que los 27 rechazan
Suecia frena el intento de Sánchez de convertir el catalán y el euskera en lenguas de la UE
Portazo de los 27 a Pedro Sánchez y su petición de incluir como lenguas oficiales el catalán, el euskera y el gallego. Este martes estaba previsto votar la proposición emitida por España, pero tras 40 minutos de debate, los Estados de la UE han declinado si quiera votar la moción. No se lo plantearán hasta que, al menos, haya un detallado informe «avalado por los letrados de Bruselas» que recoja las consecuencias legales, políticas y económicas de adoptar estas tres lenguas como oficiales. En un intento a la desesperada, Pedro Sánchez ofreció el pasado viernes correr con los gastos, con el dinero de todos los españoles, de la implementación de estas tres lenguas en Europa. «No compartimos la sensación de urgencia que sí parece tener el Ejecutivo español», han afirmado desde varias delegaciones.
El presidente del Gobierno en funciones tramitó la solicitud a cambio de recibir el apoyo de todos los nacionalistas e independentistas durante la sesión constitutiva del Congreso, donde la socialista Armengol se hizo con la presidencia de la Cámara y el PSOE logró la mayoría en la Mesa. Tras el sonoro portazo de Europa, José Manuel Albares, ministro de Exteriores, ha anunciado que, en lugar de exigir el hat-trick, ahora priorizan la entrada del catalán. Una nueva deferencia del PSOE con sus socios independentistas catalanes.
Durante el pleno, una veintena de ministros europeos han tomado la palabra para expresar sus «dudas» de aplicar la medida. La presidencia de turno que ejerce España ha «tomado nota» de las posiciones de sus socios en la UE y anunciado que el Consejo «retomará el asunto en una reunión futura», sin aclarar los plazos.
Durante los últimos días, varios países miembro de la Unión Europea han hecho públicas sus «serias dudas» sobre la solicitud de Pedro Sánchez de incluir el catalán, el euskera y el gallego dentro de la Cámara europea. Suecia fue el primer país en alzar su voz. Detrás, Finlandia El pasado miércoles, Suecia fue el primer Estado en mostrarse públicamente indeciso al pedir examinar «más a fondo cuáles son las consecuencias jurídicas y financieras de la propuesta». Este pasado viernes fue Finlandia quien ha advertido de que el uso del catalán, el euskera y el gallego en la UE puede ralentizar la toma de decisiones en el ámbito comunitario y retrasar la entrada en vigor de futuras normativas.
Para países como Bélgica o Países Bajos es complicado tomar una decisión sin tener sobre la mesa evaluaciones de impacto o detalles sobre como «articular» la entrada de tres nuevas lenguas y una reflexión sobre el modo en que ello afectará al funcionamiento de la Unión Europea.
Mientras, para otros países como Francia, en donde el reconocimiento de las lenguas regionales es un asunto delicado, las reservas van más allá de los elementos técnicos. Hasta el momento, ningún Estado miembro ha tomado posición en contra de la propuesta española y algunos se han mostrado receptivos desde el primer momento, pero la decisión requiere el apoyo unánime y son varios los que piden estudiar con más cautela el proceso.
De este modo, los países de la Unión Europea se resisten a tomar una decisión sobre la petición española de oficializar el uso del catalán, euskera y gallego en la Unión Europea hasta que no haya sobre la mesa un dictamen jurídico del Consejo de la UE sobre las consecuencias de la medida y un análisis de su impacto económico y práctico en el funcionamiento del bloque.