Inmigración ilegal

La Policía rescata a trabajadores de una ONG retenidos por inmigrantes ilegales confinados por Covid

La operación se saldó con siete detenidos acusados de desórdenes públicos y detención ilegal.

Es el segundo incidente en pocos días en el que los trabajadores de centros de internamiento relatan haber temido por su integridad física.

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Imagen de un centro de internamiento de inmigrantes ilegales confinados por Covid.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

El pantano legal en el que los ministerios de Migraciones e Interior han convertido la situación de los inmigrantes ilegales en Canarias, está provocando un aumento de los incidentes violentos en las islas. Si a eso se suma la situación de los inmigrantes ilegales confinados por Covid todo empeora.

«Si cada semana devuelves a 80 personas a sus países de origen, en el mejor de los casos, y esa misma semana llegan 200 o 300 más las cuentas no salen. El sistema está saturado hace mucho y las consecuencias están empezando a verse». Muy lejos del buenismo, pero con la sensibilidad hacia los inmigrantes ilegales intacta, uno de los agentes policiales destinados a tratar de ordenar la inmigración ilegal en Canarias relata para OKDIARIO el último y gravísimo incidente ocurrido en las Islas.

Este pasado lunes, a las 10.30 horas, entraba una llamada a la sala del 091 de Fuerteventura. Al otro lado del teléfono un trabajador de la Nave del Queso informaba que una persona requería asistencia sanitaria. Pero ¿qué es la Nave del queso y por qué llamar a la policía por un asunto médico?

La citada nave se encuentra en un polígono industrial de la isla de Fuerteventura, a las afuera de la ciudad de Puerto del Rosario, y al menos desde el mes de junio de 2020, hace ya 10 meses, es el lugar donde el Cabildo de la isla ha decidido alojar a los inmigrantes ilegales confinados por Covid.

La citada nave ha ido sumando personas sospechosas de haberse contagiado de Covid o de haber tenido contacto estrecho con otras personas que hayan enfermado con el virus. El Ministerio de Migraciones decidió usar diversas instalaciones en las Islas Canarias a través de la Secretaria de Migraciones. Esta institución decidió que la Nave del Queso la gestionara La Iglesia Moderna, una iglesia evangélica de la zona.

Junto a ellos los vigilantes de seguridad privada son los encargados de velar por el orden y la seguridad de los 214 inmigrantes ilegales que ahora mismo hay en esa nave confinados y en cuarentena. Uno de esos trabajadores fue quien llamó a la policía el lunes por la mañana a las 10:30

La llamada se repitió dos horas más tarde. Sin embargo, el tono de la llamada denota mayor nerviosismo que la anterior. Según el trabajador que hizo la segunda llamada el nerviosismo entre los internos de la nave había subido varios grados en los últimos minutos y se estaban comportando de manera violenta.

Al parecer los internos, y eso es algo que se está extendiendo en Canarias, querían abandonar el recinto y ante la negativa a que lo hicieran por motivos sanitarios habían decidido mantener retenidos a los trabajadores que los atendían hasta que se atendiera su exigencia.

«Una fuerte reyerta»

De todo esto era también testigo la primera patrulla de policía que se había acercado hasta el polígono industrial tras la primera llamada. Estos vieron que en el momento en el que algunos trabajadores pretendían introducir comida en la nave los internos impidieron su apertura. «Desde fuera escuchamos lo que parecía una fuerte reyerta, con muchos gritos y sonido de destrozos de mobiliario», explican uno de los agentes que acudió a la zona.

Justo en esas los responsables de cuidar de los internos recibieron una llamada desde el interior de la nave. Se trataba de uno de los trabajadores. Estaban retenidos contra su voluntad por parte de un grupo de inmigrantes ilegales que se mostraban violentos y temían por su integridad física.

La situación ya se encontraba absolutamente descontrolada y los efectivos policiales que estaban ante la nave no sólo eran claramente insuficientes, sino que si actuaban tenían que penetrar en una nave con 214 personas sospechosas de portar Covid y muchas de ellas en estado de gran nerviosismo y con comportamientos violentos.

Una llamada más, la de otro de los trabajadores que se ocupaba de los internos. Esta vez el trabajador avisaba a la Policía de que él mismo había explicado la situación al subdelegado del Gobierno. Debió resultar convincente, porque el representante de Interior en Fuerteventura se arremangó y ordenó la presencia de la Unidad de Intervención Policial, los antidisturbios, en la nave.

Los policías llegaron ataviados con trajes anti Covid y entraron en las instalaciones, Primero asistieron a un interno que se encontraba en el suelo, después localizaron a los tres trabajadores retenidos por los inmigrantes ilegales y con su ayuda consiguieron identificar y detener a las personas que los mantenían retenidos contra su voluntad.

Todos los detenidos son senegaleses, de entre 40 y 21 años, y todos están acusados de provocar desórdenes públicos y de detención ilegal. Pero lo grave no está en los atestados policiales de esta actuación. Lo grave es que sólo hace unos días este periódico reveló otro hecho similar, en aquella ocasión en Tenerife, donde otra persona que sólo trabaja para ayudar a los inmigrantes ilegales también relató haber sentido temor por la violencia de estos.

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