Sánchez exige a los españoles «menos contactos» y «quedarse en casa» pese a levantar el estado de alarma

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Pedro Sánchez responde a las críticas por el caos jurídico: "El estado de alarma es el pasado".
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez acaba de abocar a toda España al caos por el levantamiento del estado de alarma sin alternativa legal, ni capacidad por parte de las comunidades autónomas para adoptar medidas restrictivas y contener el avance del virus. Pero si eso es ya de por sí inexplicable, aún lo es más que el propio Ministerio de Sanidad mantenga en estos momentos unas exigencias a los ciudadanos donde les reclama todos los comportamientos que implica el toque de queda implícito en el estado de alarma, y que, encima, lo haga tras haber levantado ese mismo instrumento legal por decisión directa de Sánchez.

El último documento de exigencia a la ciudadanía publicado por el Ministerio de Sanidad, al que se puede acceder simplemente con entrar en la web anti Covid del departamento de la ministra Carolina Darias, destaca varios consejos. Entre ellos, «menos contactos» y el mantenimiento en una «burbuja estable», aseguramiento de una distancia social que garantice una separación mínima de «1,5 metros entre personas» y quedarse «en casa» en cuanto surjan «síntomas» compatibles con el coronavirus. Todo ello es imposible de controlar en estos momentos con la erradicación de la norma base que impedía las concentraciones multitudinarias de jóvenes por las noches.

La documentación en cuestión alerta de que puede ser actualizada en cualquier momento. Pero lo cierto es que se ha mantenido desde el 17 de febrero, lo que lleva a pensar que, desde el punto de vista científico, no ha cambiado la necesidad de medidas de protección, ni de cautela frente al virus. Pese a lo que se ha desmontado el estado de alarma sin alternativa alguna.

La regla de las «6M»

En ese texto, el Ministerio de Sanidad reclama a la ciudadanía el mantenimiento de la regla de las «6M» y pide tener esta pauta de comportamiento “siempre en mente”.

Pero el primero que ha debido olvidarla parece haber sido el Gobierno.
La primera exigencia, la primera “M”, es la “mascarilla, úsala cubriendo caris, boca y barbilla”, señala el texto de la documentación. La segunda son los “metros”: “Al menos 1,5 metros entre personas”. Esta segunda “M” ya ha saltado por los aires ante la falta de policía que controle, tras haber eliminado el toque de queda, la concentración de grupos en las calles por las noches.

La tercera regla se refiere a las “manos, lavado frecuente”. La cuarta exige “menos contactos y en una burbuja estable”. Ni que decir tiene que ésta es la principal regla que desaparece con el fin del toque de queda y con la falta de agentes policiales que eviten los botellones nocturnos. Los contactos se han disparado en ausencia de vigilancia y de prohibición, especialmente al no haber normas alternativas que permitan evitar esta situación a partir de las once de la noche.

La quinta “M” se refiere a “más ventilación”. Obviamente, sin control, será aún más difícil detectar las fiestas en casas particulares con más de “una burbuja estable”, como reclama la cuarta “M”.

Y la sexta regla es la de “me quedo en casa con síntomas o diagnóstico de Covid, si soy contacto o espero resultados”. Resultará muy difícil garantizar un control de gente con síntomas en botellones como los presenciados el pasado fin de semana. Se trataba de auténticas fiestas nocturnas con cientos de personas. Y todo ello se le pide a la gente. Justo lo que no exige ya el Gobierno a través de su aparato legal.

Así desde el pasado domingo a las 00:00 horas, el estado de alarma en España es ya pasado. Y, con él, el toque de queda a las once de la noche y hasta las seis de la mañana. Es más, la falta de un plan ‘b’, por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, ha llevado a que tenga que ser el Tribunal Supremo quien marque las directrices sobre qué restricciones se podrán mantener en las comunidades autónomas. La decisión del Ejecutivo de que los diferentes territorios puedan recurrir al Alto tribunal ha llevado a la Sala de lo Contencioso-Administrativo a esperar, de hecho, un aluvión de recursos ante las contradicciones de los diferentes Tribunales Superiores de Justicia (TSJ).

Confinamientos

Las contradicciones se podían observar desde el viernes previo a la caída del estado de alarma, cuando el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) dictaminaba que no podían mantenerse en la comunidad autónoma los confinamientos autonómicos o municipales, el toque de queda nocturno, ni el límite de agrupaciones de cuatro personas después del fin del estado de alarma. Y todo ello, por considerar que esas limitaciones afectan a derechos fundamentales garantizados en la Constitución.

Eso sí, tribunales como los de la Comunidad Valenciana o Baleares sí han llegado a avalar las restricciones de ambos gobiernos autonómicos. En el caso del tribunal valenciano, los magistrados de lo Contencioso aceptaron un toque de queda vigente desde la medianoche hasta las 6 horas, entre el 9 y el 24 de mayo.

Eso sí, establecían que serán la evolución de la pandemia y el ritmo de la vacunación los que determinasen «la necesidad, o no, de su prórroga o la adopción por la autoridad competente de medidas de mayor laxitud en la afectación a derechos fundamentales».

Las contradicciones entre los diferentes tribunales superiores sólo acaban de empezar y abocan al Tribunal Supremo a tener que establecer una jurisprudencia única. Sin embargo, un informe del Gabinete Técnico del Alto Tribunal pone en solfa la capacidad para hacerlo. Todo un caos.

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