Iglesias despreció la oferta de Sánchez de pactar un programa en una comisión paritaria con 4 podemitas

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Carlos Cuesta

Pedro Sánchez quería hablar del programa de Gobierno y no de los cargos de ministro. Y Pablo Iglesias quería hablar de los ministros que quiere colocar a Sánchez y no del programa de acción para la legislatura. Un difícil punto de partida que dio lugar al fracaso del encuentro de este pasado martes en el Congreso de los Diputados entre el máximo responsable del PSOE y el de Podemos.

El desencuentro estuvo cantado entre Sánchez e Iglesias desde el inicio de la reunión. Y ello, pese a que el presidente en funciones apareció a la cita con una propuesta: la aceptación de un pacto de programa de Gobierno realizado de forma conjunta con Iglesias.

El pacto habría ido precedido de un periodo y un organismo negociador: una comisión negociadora compuesta de forma paritaria. En concreto, con cuatro puestos para el PSOE y otras cuatro sillas para Podemos. Las cuatro personas designadas por parte de los socialistas eran Adriana Lastra, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la secretaria de Educación del PSOE, María Luz Martínez Seijo, y el responsable de Acción Electoral de los socialistas Francisco Salazar. Las cuatro plazas de esa comisión por parte de Podemos las tenía que designar Iglesias.

Pero no fue posible seguir en las conversaciones porque el líder de Podemos tan sólo había acudido a la reunión con una premisa en el cerebro: “¿Qué hay de los cargos de ministro?”.

Iglesias dijo que sin cargos no habría discusión sobre el programa de Gobierno. Y Sánchez replicó que no habría cargos de ministro sino de segundo nivel y que, además, para llegar a esa fase de la negociación, primero había que pasar por la concreción del pacto y programa de Gobierno.

Y ahí murió lo que debería haber sido un documento base a rehacer bajo el título “España avanza. Propuesta abierta de cooperación para un gobierno social, feminista, ecologista, europeísta y progresista’.

Un documento, de 38 páginas, que resumía el programa del PSOE en las elecciones generales del 28 de abril y que debe ser el embrión del discurso de investidura de Sánchez en el Congreso del próximo 22 de julio.

El ofrecimiento incluía una segunda pata: la creación de una comisión de seguimiento del programa pactado. Una comisión que se pretendía reunir de forma mensual y donde habría estado el propio Pablo Iglesias de haber querido. Pero esa segunda pata también fue rechazada porque Iglesias quiere ministerios. Y sin ministerios, que nos lo logrará, el órdago electoral sigue en marcha y la investidura de Pedro Sánchez puede quedar desierta.

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