Otegi se jacta de poner a un jefe de ETA en la dirección de Sortu para «no olvidar el pasado»
Arnaldo Otegi, socio del Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez, ha medido en la dirección de su partido al último jefe de ETA y lo hace, además, jactándose de ello al asegurar que es un gesto para «no olvidar el pasado». El PP exige al presidente del Gobierno que tenga dignidad y rompa sus pactos con los proetarras, pero el socialista hace oídos sordos.
David Pla fue el último jefe de los etarras y el hombre elegido por la banda para dar la noticia que nunca quisieron dar, la de su rendición. La Guardia Civil sigue con atención su nombramiento porque considera que «tiene las manos manchadas de sangre» por pertenecer al comité de dirección de ETA cuando realizaron sus últimos asesinatos, entre ellos, los de los dos guardias civiles de Palmanova.
Poner a un jefe de ETA en la dirección de Sortu es para el partido esencial para no olvidar el pasado. Así lo ha anunciado la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua: «Lo que tenemos que tener en cuenta es que es la mirada al futuro lo que nos tiene que llevar a dar pasos en la construcción de una convivencia democrática inclusiva, sin olvidar el pasado, pero desde una mirada constructiva y no obstaculizadora».
La diputada del partido de Otegi también ha respondido a las críticas del Partido Popular por la presencia de un jefe de ETA en la dirección del partido separatista vasco y su petición de que Sánchez rompa sus pactos con ellos. Aizpurua ha defendido en Radio Euskadi que no hay «nada nuevo bajo el sol», ya que es «una constante por parte del PP» y «no hay sesión plenaria en que no lo haya intentado de esta forma».
La diputada abertzale, que ha dicho desconocer la opinión de Sánchez sobre este asunto, ha manifestado que, en todo caso, «con el nombramiento de David Pla lo que tenemos que tener en cuenta es que es la mirada al futuro lo que nos tiene que llevar a dar pasos en la construcción de una convivencia democrática inclusiva en todos los terrenos, sin olvidar el pasado por supuesto, pero desde una mirada constructiva y no obstaculizadora, que solo busca el desgaste del adversario político».