Elecciones

Moncloa piensa en un adelanto electoral si el próximo CIS les mantiene en el 30%

El Gobierno quiere enfriar antes algunas polémicas, como la Memoria Histórica o la inmigración

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Pedro Sánchez votando junto a su mujer en Pozuelo. (Foto: EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Existe un umbral en el que La Moncloa empieza a pensar en elecciones y es, precisamente, el porcentaje de intención de voto que el último barómetro del CIS ha dado a los socialistas.

En ese entorno, del 30%, el partido de Pedro Sánchez vería oportuno anticipar los comicios, siempre teniendo en cuenta el marco de la situación política.

El ministro de Fomento y secretario de Organización, José Luis Ábalos, descartó este jueves el escenario-«Vamos actuar con responsabilidad y no vamos a jugar al ventajismo», dijo, sobre los datos del CIS-pero lo cierto es que desde hace tiempo el Gobierno valora que pasar por las urnas les daría un plus de legitimidad, en caso de victoria, del que ahora carecen.

Convocar, hoy por hoy, es un ejercicio arriesgado para el Ejecutivo, envuelto en las polémicas recientes de la inmigración, la Memoria Histórica o incluso al revuelta del sector del taxi. Pero de seguir así, manteniendo esa expectativa de voto, la posibilidad no se descarta. La oposición política, sobre todo del PP, juega ya con esa posibilidad, y desde Ciudadanos se le reclama directamente al presidente que no alargue la «agonía» y ponga las urnas.

A las dificultades puntuales de Sánchez se le añaden dos factores que complicarán mucho la supervivencia de esta legislatura. El fracaso del techo de gasto augura una perspectiva económica difícil, con un Gobierno incapaz de sacar adelante sus propias cuentas.

Convocar, hoy por hoy, es un ejercicio arriesgado para el Ejecutivo, envuelto en las polémicas recientes.

La votación de la senda de déficit ha evidenciado además la compleja convivencia entre los socios que le apoyaron en la moción de censura, especialmente Podemos, que decidió abstenerse tumbando los planes del Ejecutivo.

El otro frente viene de Cataluña, con los independentistas totalmente insatisfechos con el resultado de la Cumbre bilateral de este miércoles. La negativa del Gobierno a acceder a su petición de un referéndum de ‘autodeterminación’ y a liberar a los presos golpistas encarcelados han liquidado, al menos hoy por hoy, las vías de entendimiento entre el Gobierno central y el autonómico. La reacción desde el PDeCAT vendrá en forma de rechazo a las leyes socialistas en el Congreso.

La vuelta del bipartidismo

Entre tanto, Sánchez busca relanzar la polaridad bipartidista del escenario político, potenciando-como hizo este jueves-la relación con el nuevo PP de Pablo Casado.

La reunión sirvió para destensar en cierto modo su convivencia política, pero, tras tres horas, el encuentro terminó sin acuerdos especialmente relevantes. «Quiero fiarme, por no decir que no me fío», sintetizó Casado en rueda de prensa.

Sánchez busca relanzar la polaridad bipartidista del escenario político, potenciando la relación con el nuevo PP de Pablo Casado

El líder del PP marcó a Sánchez las líneas rojas de esa relación, que tiene una arista destacada en Cataluña. «No vamos a pasar ni una», advirtió al jefe del Ejecutivo. Casado rechaza expresamente cualquier tipo de cesión a los separatistas, y también el diálogo que defiende y practica el Gobierno.

Pese a las discrepancias, Casado ofreció una oposición «responsable», el mismo término con el que coincidió Sánchez quien, a través de un ‘tuit’, resumió los temas en los que espera encontrarla: migración, política europea, violencia de género e infraestructuras. «El objetivo común debe ser avanzar por España», concluyó el presidente. En esta ocasión, fue Cristina Narbona, presidenta del PSOE, la que ejerció de portavoz, desde la sede de Ferraz. Allí, aseveró que el Gobierno aplicará, en todo momento, «la legislación vigente» en Cataluña.

El CIS conocido este jueves no recoge el efecto de la llegada de Casado al PP, por lo que sus conclusiones no tienen relevancia alguna. Para Rivera, la situación es más complicada que la de meses atrás-empata con el PP en el 20,4 por ciento-y seguramente lo será más cuando Casado se lance a recuperar su espacio ideológico. Podemos, en horas bajas desde hace meses, no consigue detener su caída libre y se sitúa ahora en un mermadísimo 15,6 por ciento.

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