Mas admite que no supo «calcular» lo «mucho complica» la CUP su legislatura independentista
Ahora se da cuenta el independentista Artur Mas –un año después de su enésima convocatoria electoral– de que entregarse en brazos de los antisistema no es un buen negocio, ni siquiera para quien se quiere saltar las leyes y la Constitución para llevar adelante sus delirantes objetivos independentistas. El todavía líder de la vieja Convergència (ahora, Partido Demócrata Catalán), que fue la cabeza que exigió la CUP para apoyar a la coalición de Junts pel Sí (es decir, Esquerra y Convergència) y nombrar presidente a Carles Puigdemont, se ha lamentado este miércoles del peso que adquirieron las listas de los radicales en las últimas elecciones catalanas, el 27 de septiembre de 2015.
Artur Mas ha hecho balance del año que ha pasado desde que quiso convocar unas elecciones plebiscitarias, las enésimas de su mandato. Desde entonces, ha tenido que salir del Gobierno catalán, ha tenido que refundar su partido, y éste se ha quedado sin grupo parlamentario en el Congreso. Además, la CUP mantiene cautivo a Puigdemont. Pero él dice estar «muy contento».
El ex presidente de la Generalitat ha asegurado que el significativo poder que la CUP consiguió en las urnas «ha complicado mucho las cosas» en esta legislatura. Justo un año después de que, en calidad de presidente de la Generalitat, firmara el decreto de convocatoria de las elecciones catalanas del 27 de septiembre, Mas ha alegado que lo que no pudo «calcular» en ese momento era que «habría gente de Cataluña que, impulsada por la buena fe y pensando que la CUP era David Fernández y Antonio Baños, votó a la CUP», creyendo que «era igual que votar a Junts pel Sí (JxSí)», cuando «era radicalmente diferente».
En esos comicios, según Mas, «el voto soberanista se distribuyó» de tal manera que «ha complicado las cosas», porque JxSí se quedó a seis escaños de la mayoría absoluta y a expensas de los 10 diputados de la CUP para tirar adelante del proceso independentista.
En términos generales, Mas ha hecho una lectura positiva de los comicios del 27S, porque realmente fueron «plebiscitarios» y dieron mayoría absoluta de escaños a las fuerzas independentistas. Sólo hubo una formación, Catalunya Sí que es Pot, que no se las quiso tomar como un plebiscito sobre la independencia, ha matizado.
Mas se ha mostrado «muy contento» con el papel que está jugando su sustituto en la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont, y con la «cohesión» del Govern y de JxSí.
En cambio, está «muy descontento» con la «reacción del Estado español, que se pasa la democracia por el cogote, no entiende nada de lo que está pasando en Cataluña» y actúa «de manera arbitraria y brutal contra una parte del pueblo de Cataluña».
Los dirigentes políticos estatales, a su juicio, están demostrando «muy poca talla política» ante un «movimiento de base popular» y «radicalmente democrático» como el que impulsa el proceso soberanista.