Marlaska permite la purga de una responsable de seguridad de prisiones por una queja laboral
La trabajadora en cuestión era la subdirectora de Seguridad de la cárcel de Villena, una de las más castigadas por el Covid y que acumula un alto número de incidentes con internos violentos, sobre todo en aislamiento.
El pasado 17 de febrero una trabajadora de la cárcel de Villena, una de las prisiones más problemáticas y peor gestionadas del país, decidió hacer honor a su cargo, subsecretaria de Seguridad, y redactó una carta ni más ni menos que al Subdirector General de Personal de la Secretaría de Instituciones Penitenciarias. La funcionaria fue transparente porque la misiva fue enviada con copia a otras instancias con el fin de resolver los problemas laborales que en el ejercicio de su responsabilidad había detectado en la cárcel. Una semana más tarde fue cesada de forma fulminante. Eso de “rodéate de los mejores para ser el mejor” parece que no cala en algunos estamentos públicos dependientes del Ministerio de Interior cuyo máximo responsable es Fernando Grande-Marlaska. Y si no que se lo digan a los trabajadores del centro penitenciario de Villena, en Alicante, por el que en espacio de dos años han desfilado ni más ni menos que tres subdirectores de Seguridad, uno de los cargos más importantes dentro de una institución penitenciaria.
Por eso, antes de abordar este último episodio en concreto es importante comprender en qué consiste el trabajo de estos profesionales. Fuentes penitenciarias han explicado a OKDIARIO los detalles de lo que hace un subdirector de Seguridad. “En todas las prisiones hay uno y su trabajo consiste en vigilar que no existan elementos físicos o arquitectónicos que puedan afectar a la seguridad de la cárcel. Por ejemplo, su departamento revisa el estado de elementos como cámaras de grabación, detectores de metales y concertinas”.
Pero eso no es lo único a lo que se dedica la persona que ostenta ese cargo en las prisiones españolas. “También coordina un grupo de funcionarios que se dedica a controlar a internos yihadistas, etarras, terrorismo en general, miembros de mafias, narcotraficantes, etcétera. Tienen que hacer seguimiento diario de estos reclusos y elevar informes a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias”.
Un subdirector de Seguridad también tiene competencias directas sobre el personal de la cárcel y coordina todo lo que tiene que ver con los trabajadores en cuanto a reparto de días libres, refuerzos de turnos, asignación de servicios, o resolver los conflictos entre funcionarios si los hubiera.
Queja razonada y razonable
Pues bien, en el ejercicio de sus atribuciones esta trabajadora redactó una carta en la que no sólo detallaba su disconformidad con la carga de trabajo que estaba asumiendo desde su nombramiento, sino que lo hacía extensivo al resto de una plantilla insuficiente y con cargos de responsabilidad, como los de ámbito sanitario, que estaba costando mucho trabajo cubrir. La misiva no era además una simple queja lastimera, sino todo lo contrario, ya que estaba bien fundamentada e incluía su comprensión al difícil momento que estaba provocando en el sistema penitenciario la pandemia de Covid, pero aun y con eso, la subdirectora de Seguridad insistía en sus quejas que además están respaldadas por el personal de una cárcel que es por méritos propios una de la más complicadas del país. ¿Y cuál ha sido la respuesta de los responsables de Instituciones Penitenciarias? Cesarla, y su ministro, Marlaska, consentirlo.
La Asociación Tu Abandono Me Puede Matar ha querido hacer visible el apoyo de los trabajadores de la cárcel de Villena. En esta prisión los contagios por Covid se dispararon, las áreas de Aislamiento y Primer Grado acumulan a diario un alto número de incidentes de violencia de alta intensidad. Y esa es una realidad que OKDIARIO ha podido constatar con la imagen de una de las últimas agresiones sufrida por un trabajador de esa cárcel, al que un interno roció con gasolina cayendo afortunadamente la mayor parte del líquido en la sudadera que vestía en ese momento. El relato de la agresión, ocurrida el pasado 19 de febrero, es angustioso: “El interno que se encontraba en el interior de su celda ha reclamado la atención del trabajador y este al acercarse y a través de los barrotes le ha vertido el contenido del cuenco provocándole irritación por las posibles quemaduras producidas en los ojos, en concreto la peor parte se la ha podido llevar en el ojo derecho, también le ha llegado a entrar lejía en la boca pese a llevar puesta la mascarilla habiéndole afectado la zona de la faringe y es que la cantidad que ha impactado en la cara era abundante. Este trabajador atacado ha sido asistido en una primera cura en la enfermería del Centro por los servicios sanitarios penitenciarios y ha sido trasladado de urgencias al hospital”.
Con episodios como el anterior cuesta entender que Interior a través de su departamento encargado de las prisiones cese a una persona cuyo trabajo se basa en garantizar la seguridad de sus compañeros, y que el ministro del ramo lo consienta.
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