Marlaska acerca al País Vasco a un etarra sin cumplir los requisitos: ni está grave ni tiene 70 años
El etarra Gorka Fraile Iturralde ni rompe con ETA ni pide perdón a las víctimas, aunque ha afirmado en una nota de su puño y letra que "no es ajeno al dolor" y "reconoce el daño causado".
Gorka Fraile Iturralde es un etarra que nunca ha mostrado arrepentimiento. Fue condenado a 25 años de cárcel por colaborar con banda armada, tenencia de explosivos y causar daños. Entró en la prisión de Badajoz el 10 de abril de 1998, donde ha vivido en el módulo 4, el más conflictivo, durante veinte años.
Pero Gorka Fraile no tiene más de 70 años ni padece una enfermedad terminal. Dos de los requisitos imprescindibles para acogerse al proceso iniciado por el Gobierno de Pedro Sánchez para acercar al País Vasco a los presos de la banda terrorista ETA.
Personas cercanas a Fraile, algunos de los cuales han convivido con él en los últimos años en la prisión extremeña, relatan a OKDIARIO que fue operado de un tumor cancerígeno detectado en la lengua hace más de tres años pero que logró superarlo con éxito.
Quienes le conocen aseguran que «se encuentra como un roble» y que aparentemente la enfermedad «no le había dejado secuelas». Subrayan, además, que «fumaba todos los días». Y finalmente concluyen afirmando que «no se encontraba grave».
Pese a ello, Gorka Fraile ha sido trasladado a la prisión de El Dueso, en Santoña (Cantabria) a sólo 102 kilómetros de su ciudad natal: Durango (Vizcaya).
Un preso conflictivo
Gorka se sumaba todos los primeros viernes de cada mes a otros presos etarras participando en una «huelga colectiva» con el fin de reivindicar el traslado a cárceles cercanas a Eukadi. La protesta consistía en no comer, durante ese día, los alimentos proporcionados por Instituciones Penitencias. Pero no hacían huelga de hambre: se alimentaban de la comida adquirida en el ‘economato’ -el establecimiento dentro de la prisión que cumple la función de un supermercado-.
En 2015 la Junta de Tratamiento de la prisión le denegó concederle la clasificación en segundo grado –menos estricto–. Gorka Fraile renunció a acogerse a la ‘vía Nanclares’, un proyecto de reinserción por el cual el etarra renuncia públicamente a la banda terrorista ETA y al uso de la violencia, colaborando con la Justicia para luchar contra el terrorismo.
Gorka Fraile ni ha roto con ETA ni ha perdido perdón a las víctimas, aunque ha afirmado en una nota de su puño y letra que «no es ajeno al dolor» y «reconoce el daño causado».