Rajoy se reúne con el primer ministro belga horas antes de la comparecencia de Puigdemont ante el juez
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y su homólogo belga, Charles Michel, se han reunido este viernes en Gotemburgo para hablar sobre «el futuro de la UE», horas antes de que un tribunal de Bruselas examine la euroorden contra el presidente catalán cesado Carles Puigdemont.
Durante el encuentro de 20 minutos, previo a una cumbre de mandatarios en esta ciudad portuaria sueca consagrada a cuestiones sociales, «no hablaron de Cataluña», indicó una fuente del gobierno español.
«Hablaron de las candidaturas a las agencias [comunitarias afectadas por el Brexit], de la candidatura belga a Europol y del futuro de la UE», precisaron fuentes de ambos países.
Tras la declaración de independencia de Cataluña a finales de octubre, el gobierno español cesó al ejecutivo regional liderado por el independentista Carles Puigdemont, puso bajo su tutela la autonomía catalana y convocó elecciones en esa región para el 21 de diciembre.
La justicia española lanzó procesos contra el Gobierno cesado acusado de los delitos de «rebelión», «sedición» y «malversación». Ocho de los que eran sus dirigentes se encuentran en prisión provisional en España y otro en libertad bajo fianza, mientras que Puigdemont junto a otros cuatro miembros de su ex gobierno huyeron a Bélgica.
En la capital belga, un tribunal debe empezar a examinar este viernes la euroorden de entrega emitida hace dos semanas contra los cinco político catalanes, quienes rechazarán la ejecución de esa petición alegando que son víctimas de un «proceso político» en España, según sus abogados.
El primer ministro belga ya aseguró que velará por la «independencia judicial» de su país, asegurando que el presidente catalán destituido será tratado como cualquier ciudadano europeo.
Desde la celebración del referéndum ilegal de autodeterminación el 1 de octubre, pese a la suspensión de la Justicia española, Michel se ha destacado del resto de sus pares europeos por llamar al diálogo y condenar la violencia en unas declaraciones que crearon malestar en Madrid.
Sin embargo, durante la última cumbre de mandatarios europeos en Bruselas a mediados de octubre, el primer ministro belga quiso quitar hierro al asunto, subrayando que España es «un país amigo».