Madina y sus afines abogan por gobernar con Podemos para desgastarlo

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Eduardo Madina. (Foto: Getty)

El Partido Socialista está dividido entre quienes quieren a Podemos en el Gobierno y quienes prefieren que haya nuevas elecciones. Así lo exponen fuentes del entorno de Eduardo Madina, rival de Pedro Sánchez en las últimas primarias para la Secretaría General de la organización socialista, que explican que “la única forma de desgastar” al partido morado es que éstos formen parte de un Ejecutivo y “se mojen” tomando decisiones difíciles.

Este ala de los socialistas considera que “solamente te desgastas gobernando” y que es mejor un Gobierno que “dure poco, uno o dos años”, y que la formación de los círculos esté dentro, que tenerlos en la oposición.

Las mismas fuentes explican que Podemos también afronta en estos momentos una división entre los partidarios de entrar en el Gobierno y los contrarios a ello. Los que no quieren hacerlo prefieren mantenerse en la oposición para debilitar al futuro Ejecutivo, actuando con dureza en el Congreso y también movilizando a los suyos en las calles, de forma que logren desgastar al Gobierno y crecer de forma considerable en futuras elecciones.

En este sentido, antes de que el partido morado logre marchitar al PSOE, la apuesta de este sector socialista es que “hay que gobernar con Podemos para desgastarlo”, y evitar que salgan a la calle a hacer oposición y a rematar a los socialistas.

Evitar la oposición desde la calle

Iglesias es experto en la calle y en arremeter duramente contra todos los líderes del Partido Popular, PSOE y Ciudadanos. Cuando ha podido, ha homenajeado el movimiento del 15M, incluso desde la tribuna del Congreso, donde señaló durante el histórico fallido debate de investidura del líder socialista Pedro Sánchez: “Estamos hoy aquí trabajando para cambiar las cosas gracias al 15M. Llegamos a este Parlamento empujados por la ilusión, convirtiendo en proyecto político un sencillo mensaje de la gente en las plazas: ‘Sí se puede’. Nuestra presencia aquí demuestra que aquel movimiento lo cambió todo”. Y lo cierto es que si el partido de los círculos sabe moverse bien en algún sitio y hacer ruido es en la calle, donde cuenta también con sus confluencias y las Mareas. Esto, cree un sector socialista, puede dañar al PSOE si Podemos desde la oposición se reengancha a la calle y endurece su discurso.

Por su parte, Pedro Sánchez ha dejado claro que quiere un Gobierno «de cambio» y que se llegue a un entendimiento entre el PSOE, Podemos y Ciudadanos para desbancar al Partido Popular. “Ni vía 161 (PSOE, Podemos, Compromís e IU) ni vía 131 (PSOE, C’s, Coalición Canaria). La vía que el Partido Socialista ha propuesto es la vía 199, que es la suma de C’s, PSOE y Podemos”, expresó tras su última reunión con Iglesias. Eso sí, Sánchez apuesta por su acuerdo con Ciudadanos, confiando en que pueda sumarse también Podemos.

Mientras, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, continúa su batalla para que Podemos no forme parte de un Gobierno con ellos. Se trata de un partido que difiere completamente de las ideas de la formación naranja. El partido morado no se opone al referéndum en Cataluña y sí a formar parte de los compromisos antiterroristas, dos cosas que le separan mucho de C’s.

Además, Rivera e Iglesias no disimulan sus desavenencias. Su último enfrentamiento se ha podido observar este miércoles en la tribuna del Congreso, donde ambos líderes han mantenido varios enganchones. «Con intolerantes, con quienes son incapaces de reconocer los derechos humanos, es muy difícil hacer un gobierno progresista», ha expresado Iglesias en referencia a Ciudadanos y un día antes de que se produzca la anunciada reunión a tres entre PSOE, Podemos y C’s, sobre la que el propio presidente en funciones, Mariano Rajoy, ha ironizado al ser preguntado por los periodistas si estaba expectante ante la misma: «Uf, no lo sabe usted bien».

Así las cosas, la aritmética resultante de las elecciones generales del 20 de diciembre ha dado lugar ya a más de 100 días de negociaciones, en los que no parece que broten pactos que permitan una investidura, y mientras las formaciones se encuentran divididas dificultando aún más cualquier tipo de acuerdo a sus líderes.

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