JxCAT preparó un acto de campaña de Puigdemont en Perpignan saltándose las medidas cautelares belgas

Carles Puigemont
Carles Puigemont. (Foto: AFP)
Carlos Cuesta

Carles Puigdemont y su partido prepararon un acto de campaña en la localidad francesa de Perpignan, la misma ciudad en la que se reunió Carod Rovira para cerrar su acuerdo con la banda terrorista ETA de no atentar en Cataluña. El objetivo era romper la campaña electoral a falta de escasos días para el 21-D con una aparición estelar del fugado Puigdemont que fuese recogida por la prensa y mostrarse la impunidad y supuesta valentía del ex presidente golpista.

Sin embargo, la supuesta valentía no lo era ni por lo más remoto. Los equipos jurídicos de JxCAT cotejaron de inmediato los deseos de Francia de activar instantáneamente la euroorden y detener a Puigdemont para entregarlo en horas a España. El conocimiento por Puigdemont de esta información hizo que el plan se desbaratase ante la evidencia de que sería apresado, entregado, metido en una prisión española y, además, sin haber llegado a Cataluña, con lo que la imagen de valor era más que relativa. Es más, la detención sería llevada a cabo por la policía francesa, no la española, una imagen en la que, en caso de haber uso de la fuerza, sería de la empleada por los gendarmes franceses, lo que permitiría una comparativa evidente de si las cargas del 1-O fueron desproporcionadas o no. Y es que es más que conocido que la policía española es de las más diplomáticas del panorama internacional.

La búsqueda se había efectuado, sin embargo, con detalle. Se habían localizado ya locales y plazas. Para tener todos los detalles del acto. La Policía española estaba al corriente de esta intentona.

Tras cotejar toda la información y debatirlo con Puigdemont, JxCAT ha preferido pasar al escenario A: si se hace –depende del miedo del expresident regional a ser apresado y metido en prisión–, se hará llegando a Cataluña, porque, puestos a correr el riesgo, prefieren correrlo para disputar el premio gordo: el de un acto en su pretendida ‘república independiente’, donde, incluso en una ciudad pequeña, pueda verle directamente la población catalana.

Por todo ello, Interior tiene preparado ya un dispositivo policial de gran envergadura –cuya reunión de planificación se efectuó ya el pasado lunes– que estará integrado por Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil, con el objetivo de apresar a Puigdemont en cuanto cruce la frontera y por cualquier punto de la misma. La primera línea de actuación serán los Mossos, puesto que es su jurisdicción, pero la envergadura de la operación requerirá del complemento obligatorio de Policía y Benemérita.

En el Gobierno se conocen los planes. Se sabe que la propuesta ha partido de un sector de JxCAT, pero que ha sido aceptada por la mayoría del partido. Y se sabe igualmente que Carles Puigdemont tiene miedo. Los asesores de su partido le han insistido en que JxCAT está muy cerca de adelantar a ERC y que una “traca final” como su aparición en un acto de campaña sería decisiva para conseguirlo. Además, y con el objetivo de convencerlo y vencer sus miedos, le han insistido en que sería posible volver a Bélgica posteriormente. La Policía española -que cuenta ya con el respaldo pleno de Francia- duda mucho de que pueda escapar: Francia estará prevenida y hará todo lo posible por apresarlo y entregarlo a España en horas.

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