Caso Errejón

El jubilado con cáncer al que maltrató Errejón: «Fue una patada rastrera de ‘quítate de aquí, cerdo’»

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Luis Miguel Montero

A.D.C., el jubilado de Lavapiés, de 68 años y enfermo de cáncer, que denunció haber sido agredido por Íñigo Errejón la noche del pasado 2 de mayo tras el cierre de la campaña electoral en la Comunidad de Madrid, cuenta en una entrevista en exclusiva para OKDIARIO su experiencia, las presiones y las secuelas físicas y psicológicas sufridas durante estos tres meses, ahora que por fin el Juzgado de Instrucción número 16 de Plaza de Castilla ha transformado las diligencias previas en «procedimiento abreviado por delito leve de maltrato».

El diputado y portavoz nacional de Más País se tendrá que enfrentar a un juicio a la vuelta del verano y ahora A.D.C., la víctima, explica lo que ha supuesto este paso adelante de la Justicia que acerca a Errejón al banquillo de los procesados.

«Antes del tema de la famosa patada la hernia de mi barriga, provocada tras mi operación de cáncer de colon, tenía unas dimensiones de 5 o 6 cms, después de la patada empecé a notar como si la carne se estirase… Es la sensación de como si te pellizcasen en la carne y duele. De hecho cuando fui al médico esto ya se había convertido entre 8 y 9 centímetros, el propio doctor me dijo que si esa patada hubiese estado 5 centímetros más cerca de la operación hubiese sido mucho más grave, porque te puede dejar las tripas en el suelo», explica A.D.C. ante las cámaras de OKDIARIO.

Ahora su problema de hernia, cuya operación estaba prevista para antes del verano, se ha agravado después de la presunta agresión del diputado Errejón. No obstante, A.D.C. se muestra optimista: «Espero operarme lo antes posible porque esto es una barbaridad lo que ha crecido y aparte de lo horrible que es, para dormir tengo que hacerlo con la faja puesta y me da miedo chocar con algo o golpearme y que se me salgan las tripas».

Y asegura que siempre ha depositado su fe en demostrar su denuncia gracias a la existencia de cámaras de vigilancia urbana en la calle de Lavapiés donde sucedieron los hechos, porque «nadie denuncia la patada de un diputado si no está convencido de que hay pruebas que lo pueden demostrar. ¿Cómo demuestro yo que un diputado me ha dado una patada? pero gracias a Dios hay cámaras y testigos, sino, esto se habría quedado en nada».

A.D.C. recuerda el suceso como si hubiese ocurrido hace sólo unos minutos y cuando ve las imágenes en vídeo de aquella noche que ofreció en exclusiva OKDIARIO las comenta: «Efectivamente se ve el momento cuando él echa su cuerpo hacia atrás y me da la patada», y matiza que la agresión «no es una patada de kung-fu, es muy sencillo, yo lo único que veo es que un señor me da una patada, pero como si lo estuviera molestando, es muy desagradable,  algo así como «quítate de aquí cerdo, quítate de aquí guarro», es una sensación de patada rastrera, no es una patada de pelea».

Desde aquel día A.D.C. se ha hecho «muchísimas preguntas, durante muchos días, sobre qué hacía el señor Íñigo Errejón allí junto a una tienda de alimentación» y la respuesta, no exenta de sorna castiza, es que «estaría celebrando el fin de campaña pegando patadas a la gente. No sé qué le pasó a este muchacho por la cabeza para darme una patada», añade.

A.D.C. valora un posible arrepentimiento de Íñigo Errejón y opina que «seguramente sí, porque él se juega mucho, es un diputado y yo sólo un pobre pensionista» y añade que si el portavoz de Más País le hubiese telefoneado «le hubiese escuchado y hubiésemos hablado tranquilamente» y reconoce que «si me da la patada en una pierna o en otro lugar y no hay secuelas físicas ni le hubiese denunciado, se habría quedado en un feo recuerdo, pero nada más».

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