Indignación en los comercios destrozados de Madrid: «No es libertad de expresión, les pone la violencia»»
«No es libertad de expresión, les pone la violencia», es lo que los dueños de los comercios del centro de Madrid explicaba esta mañana a OKDIARIO mientras recogían el resto de los destrozos tras la manifestación en defensa del rapero Pablo Hasel, que ha ingresado en la cárcel esta semana para cumplir una sentencia de nueve meses de prisión por enaltecimiento del terrorismo, y por un delito contra la corona.
Una manifestación que desembocó en una noche de vandalismo extremo que ha dejado a los comercios del centro de Madrid destrozados, saqueados y con los escaparates rotos, y las calles con contenedores quemados.
Los vándalos comenzaron con los kioscos de la céntrica Sol, pero cuando la policía trató de impedir los destrozos, se dispersaron por las calles aledañas sembrando el caos a su paso. Arrancaron adoquines del suelo que utilizaron como armas tanto contra los agentes como contra todo lo que había a su paso.
Lo sucedido anoche no fue una manifestación a favor de la libertad de expresión. Lo sucedido anoche fue la imagen de una hordas lideradas por le salvajismo más extremo, cuya barbarie llevó a los delincuentes a entre en un comercio lleno de clientes, llevarse la caja registradora y la ropa del establecimiento mientras sus dueños veían con impotencia como el fruto de su trabajo quedaba reducido a la nada.
Sol
Uno de los negocios más afectado es el de Carlos García. Su kiosco está en Sol, donde se inició la batalla campal. «Esta gente no viene a manifestarse, viene a montar el lío. Aprovecha la multitud para destrozar todo a su alrededor. ¿Qué culpa tenemos nosotros? Encima que estamos fatal por culta de la pandemia», explica Carlos visiblemente afectado.
«Me parece muy mal que cierta parte del Gobierno alentara a los manifestantes. Me parece una imprudencia citar a la gente para que cometa este tipo de cosas. Encima se lo justifican. Los políticos deberían estar todos juntos por el bien común». Explica que están generando crispación, ¿qué quieren que nos peguemos otra vez como en la guerra civil? Esto es un pasa atrás muy bestia. Me parece fatal, fatal».
Calle Arenal
En la calle Arenal, una joven vendía zapatillas cuando la multitud la emprendió a golpes con el escaparate. Mientras atendía a los clientes, fuera, un grupo de salvajes le destrozaba el escaparate. Al final, la joven no pudo más y sufrió un ataque de ansiedad. Como pudo, sacó a las personas que quedaban en la tienda, cerró y salió huyendo.
Su compañero dice que si salieran padre, madre e hijos sería defender la libertad de expresión, pero que «hay un grupo radical que lo que quieren es montar follón, les gusta eso, les pone la violencia»
Justo al lado de su tienda está la administración de loterías de Magalí. Esta mañana barría pacientemente los restos de lo que hasta ayer era la puerta de cristal de su negocio. Magalí tuvo suerte, pues la policía les avisó a las cinco de la tarde de lo que se avecinaba, así que cerraron y se marcharon. La sorpresa desagradable se la han llevado esta mañana cuando han visto el resultado de esa «manifestación pacífica». «Esto es vandalismo. Yo puedo entender que se manifieste la gente. Hay formas para manifestarse, y esto no lo es. Destrozar escaparates, hacer daño. No es necesario. Puedes gritar, hacer lo que quieras, pero esto no», explicaba a OKDIARIO escoba en mano mientras esperaba al perito.
Guerrillas
La Unidad de Intervención Policial (UIP), más conocidos como los antidisturbios, se tuvieron que emplear a fondo. Los radicales se dividieron en grupos, cual guerrillas urbanas e iban sembrando el caos a su paso por los comercios de la zona. Además de Sol y la calle Arenal, que ha resultado la más afectada, los vándalos se dispersaron por varias vías.
Así, en algunas calle utilizaron los contenedores para hacer improvisadas fogatas, con el peligro que eso conlleva no solo para el mobiliario urbano aledaño, sino para los vehículos estacionados y las personas que viven en los edificios de esas calle. De hecho, las conversaciones en todos los bares del centro esta mañana se centraban en lo mismo, la noche de terror que vivió el centro de Madrid por culpa de esta gente.
Por suerte para los vecinos de la zona, el cordón policial y la rápida intervención de la policía impidió una desgracia mayor, como por ejemplo sucedió en Barcelona donde varias motocicletas han amanecido reducidas a cenizas por culpa de estos ‘pacíficos’ manifestantes.
Los dueños de los comercios y vecinos están muy agradecidos a la policía, pero también muestran su enfado cuando se les pregunta por el hecho de que parte del Gobierno, sobre todo Podemos, alentara y justifique a los manifestantes y lo que es peor, justifique determinados comportamientos que más que incívicos, son directamente delictivos.