Iglesias acusa al juez de ‘Dina’ de «prevaricar» por investigar la tarjeta que él entregó carbonizada
El ex vicepresidente segundo del Gobierno y ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, arremete duramente en su último libro contra el instructor del caso Dina hasta el punto de acusarle de «prevaricar». Y ello, pese a que la pieza sigue abierta y el nombre de Iglesias llegó a ser elevado por el juez Manuel García-Castellón al Tribunal Supremo -luego le devolvió las actuaciones- para que fuera imputado por daños informáticos y otros delitos en el manejo de una tarjeta micro SD de su ex asesora Dina Bousselham.
El ex vicepresidente social de Pedro Sánchez carga contra García-Castellón en su libro Verdades a la cara. Recuerdos de los años salvajes y lo hace poniendo la grave acusación en boca de un «amigo juez». En concreto, bajo el epígrafe ‘De lo judicial a lo mediático’, Iglesias señala: «Me lo dijo un amigo juez que es evidente que lo de García-Castellón es prevaricación. Me explicaba también que jamás le condenarán por prevaricar, por razones obvias, pero que su actuación en el caso del teléfono de Dina ha generado un nivel de escándalo notable entre sus colegas», remacha Iglesias sin aportar prueba de ello. Todo un ajuste de cuentas con tal de desprestigiar al titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional.
«El recorrido judicial del caso está agotado; en lo que respecto a nosotros, no va más allá del tiempo que se pueda mantener en modo zombi en los medios», añade Iglesias. En el momento de realizar esta afirmación todavía no se había producido la declaración de Bousselham ante el juez el pasado 15 de marzo para aclarar si «consiente, tolera y acepta» que el ex líder de Podemos tuviese acceso a su tarjeta de memoria sin su conocimiento.
En esa declaración, tal y como publicó OKDIARIO, el juez García-Castellón desmontó el perdón que Bousselham le ha concedido a Pablo Iglesias por acceder a fotografías íntimas de su teléfono móvil. La ex asesora salvó al ex líder de Podemos de un delito de revelación de secretos con agravante de género alegando que «formaba parte de su núcleo cercano». Sin embargo, la ex asesora acusó al dueño del Grupo Zeta, Antonio Asensio, de machista por entregarle la tarjeta micro SD -que había llegado a la revista Interviú- a Pablo Iglesias y no a ella. En ese momento, el magistrado le recriminó que «machismo es guardarse la tarjeta para protegerla» a ella, en alusión a las palabras del ex vicepresidente del Gobierno para justificar que no entregase la tarjeta a su propietaria.
Respecto al posible delito de daños de Pablo Iglesias en el manejo de la tarjeta, la Policía Judicial entregó al juez de la Audiencia Nacional un informe en el que certificó que el contenido de la micro SD de Bousselham es inaccesible, lo que imposibilita recuperar la información o determinar quién fue la última persona que accedió a ella. Aunque existan fuertes indicios, resulta así «muy difícil» probar de manera científica que Iglesias fue el autor material de la destrucción.
Con Campo
En otro pasaje del libro, Iglesias introduce la figura del ex ministro de Justicia Juan Carlos Campo para volver a criticar al juez García-Castellón. «Con el ministro Campo comenté en alguna ocasión que, jurídicamente, el caso Villarejo-Inda convertido en caso Dina no había por dónde cogerlo, que solo se podía sostener a nivel mediático. Estaba básicamente de acuerdo conmigo, aunque siempre me dijo que, con los jueces, casi todo es posible», sostiene el ex vicepresidente.
«Era Campo quien me lo decía. Campo me estaba dejando claro que el caso no tenía ningún recorrido judicial -y que eso (Carlos) Lesmes lo sabía-, pero que el chicle se estiraría hasta el final para buscar el desgaste político», interpreta Iglesias, señalando también al presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial.