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El Gobierno insta a los colegios a preguntar a los menores si son de derechas o de izquierdas

Con este ejercicio se vulnera el derecho de anonimato, ya que los alumnos tienen que poner su nombre en la ficha donde se les pregunta por la ideología

Gobierno colegios

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha elaborado un diccionario formativo en interculturalidad donde se recogen los términos para abordar las nuevas corrientes sociales. En él se incluyen una serie de actividades para que se realicen en los centros educativos, con el objetivo –dice– de que los alumnos desarrollen un mayor nivel de concienciación sobre las diferentes etnias y religiones. Dentro de estas «fichas educativas» el Gobierno ha incluido un cuestionario en el que, entre otras cuestiones, se pide a los niños y adolescentes que se pronuncien sobre su ideología.

Concretamente, este diccionario incluye una serie de actividades para que los educadores puedan abordar el fenómeno de la interculturalidad en las aulas. En este trabajo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez incluye ejemplos de actividades que se pueden llevar a cabo en los centros educativos con el fin de «identificar la coexistencia de múltiples identidades». Una de estas actividades es el llamado abanico de identidades.

Según el ministerio de la socialista Elma Saiz, esta actividad va dirigida a «trabajar sobre la propia identidad y/o identidades y registrar la necesidad de un enfoque positivo de la diversidad». Este ejercicio consiste en realizar un registro de identificación personal. Cada participante reflexionará en torno a su propia identidad, registrando en un papel los atributos personales, afinidades culturales, políticas, religiosas, formas de actuar, vestir, gustos, origen racial, étnico o nacional, entre otras que le definen. Para que los educadores tengan una guía de cómo llevar a cabo esta actividad, el ministerio ha adjuntado un documento marco que incluye las diferentes partes del ejercicio.

Como se puede ver en la imagen, en la actividad el alumno tiene que identificarse con el género que le representa, así como con sus aficiones y la religión que profese -en caso de ser creyente-. Además de todo esto, esta ficha incluye un aparatado para que el alumno «sitúe en una línea si su ideología se acerca más a la izquierda o la derecha». Así, y pese a que este ejercicio está destinado a fomentar la interculturalidad, el Gobierno incluye en estas fichas un componente ideológico, obligando a que los estudiantes se posicionen políticamente. Además, con este ejercicio se vulnera el derecho de anonimato de estos menores, ya que en las fichas tienen que poner su nombre, lo que les identifica claramente.

Adoctrinamiento en las aulas

No es la primera vez que la ideología se cuela en las aulas. El real decreto del currículo de la ESO recoge las enseñanzas obligatorias para los alumnos de entre 12 y 16 años en toda España. Entre esos conocimientos, el Gobierno destaca el «valor social de los impuestos» que considera clave para «contribuir activamente al bienestar social». Y todo ello mientras el Ejecutivo rechaza aliviar la presión fiscal a los españoles para afrontar los problemas económicos que vive España.

El Gobierno aprovechó el currículo educativo para introducir algunas cuestiones con evidente sesgo ideológico, propias del programa de PSOE y Podemos. Así, se pretende instruir sobre «el ecofeminismo», «la ética de los cuidados», los «Objetivos de Desarrollo Sostenible» o «la memoria democrática».

En este punto, por ejemplo, el texto destaca que «la Constitución es producto no sólo de un determinado momento del pasado próximo –la Transición a la democracia–, sino el resultado de una trayectoria más dilatada en el tiempo que integra los movimientos, acciones y acontecimientos que, desde distintas culturas políticas, han contribuido al afianzamiento de las ideas y valores que han ayudado a conformar el sistema democrático actual».

«Supone, por tanto, el reconocimiento de la memoria democrática y el análisis de los distintos momentos históricos que la conforman, en especial, la pérdida de las libertades y derechos tras el golpe de Estado de 1936, así como la visibilización de la aportación de las mujeres, que han marcado, a través de su compromiso y acción pacífica, gran parte de los avances y logros del estado social y de derecho que hoy disfrutamos», se recoge en el currículo.

El texto del Gobierno fue especialmente polémico por varias cuestiones, como la eliminación de la filosofía o la enseñanza «socioafectiva» de las matemáticas. Tampoco se recogen los principales hitos históricos, que sí aparecían en currículos anteriores. Sobre el terrorismo, no hay alusión directa a ETA sino una alusión vaga a este concepto. «Los sentimientos de identidad deben valorarse desde sus diferentes escalas y en relación a sus consecuencias, tomando conciencia de los conflictos que en algunos casos han contribuido a ocasionar y la necesidad de reconocer el sufrimiento de las víctimas de la violencia y del terrorismo», se puede leer en el texto elaborado por el Ministerio de Educación.

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