El Gobierno gastó 35.000 € en el acto de Franco donde se lanzó el bulo de ‘Con faldas y a lo loco’

Pedro Sánchez gastó 35.000 euros en su primer acto guerracivilista para conmemorar la muerte de Franco. El Ministerio de Presidencia, encabezado por Félix Bolaños, pagó más de 6.000 euros por el vídeo con el bulo sobre la prohibición de proyectar la película Con faldas y a lo loco y otros 15.000 por la elaboración de un corto de dos minutos con imágenes de archivo que se proyectaron durante el acto que se celebró este miércoles en el Museo Reina Sofía bajo el lema 50 años de España en Libertad.

A través de cuatro contratos menores, el Ejecutivo desembolsó más 35.000 euros para su acto, el primero de los más de 100 eventos que el Gobierno ha anunciado para conmemorar la muerte de Franco. El primero de estos contratos tenía como fin la propia producción del acto, para lo cual el departamento de Félix Bolaños pagó 13.725 euros. A esta cantidad hay que sumar el soporte audiovisual que el Gobierno contrató para proyectar durante el encuentro en el que participó todo el Ejecutivo de Sánchez. El primero de estos vídeos constaba de imágenes de archivo sobre la transición, y fue adjudicado a la Agencia Efe por un montante total de 14.725 euros.

El otro vídeo fue más polémico. Esta grabación aseguraba que Franco prohibió la proyección de la película Con faldas y a lo loco. «Estaba censurado todo por considerarse demasiado subversivo», puede escucharse a la comunicadora Albanta San Román. Sin embargo, sí que se llegó a emitir durante esa época, aunque hubo que esperar cuatro años desde que se estrenase en los cines norteamericanos en 1959. La cinta se estrenó finalmente sin cortes en octubre de 1963. Por este video con el bulo, el Gobierno pagó 6.075 euros.

El último de los contratos es de únicamente 500 euros para «la contratación de la representación de la pieza Solo Afanador del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música», dependiente del Ministerio de Cultura. Una actuación que llevó a cabo el Ballet Nacional de España. Así, en total, el coste para las arcas públicas del primer evento guerracivilista de Sánchez supera los 35.000 euros.

Desprecio a la monarquía

Pedro Sánchez lanzaba su último alegato guerracivilista con la apertura de los actos para conmemorar el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco. Durante su intervención, el presidente del Gobierno se refería a quienes «con su esfuerzo» permitieron la superación de la dictadura y la transición hacia la libertad, pero obviando el papel de la Monarquía en ese período histórico, en el que tuvo un indudable y decisivo protagonismo.

«Queremos homenajear a todas aquellas personas, colectivos e instituciones que hicieron posible esta transformación de éxito. Queremos poner en valor el esfuerzo de los trabajadores y los empresarios, de la sociedad civil, los partidos políticos, ayuntamientos, comunidades autónomas y los distintos gobiernos», enumeraba Sánchez, sin alusión a la Corona.

Cabe recordar que el Rey Felipe VI no asistió a este acto, dado que tenía ya prevista la recepción de las cartas credenciales de seis nuevos embajadores acreditados en España, en la tradicional ceremonia que desde hace siglos se viene realizando en el Palacio Real. Desde el Gobierno afirman que el Rey participará en dos de los actos programados a lo largo de este año, aunque no están directamente vinculados a la figura de Franco. El Ejecutivo ha tratado de instrumentalizar al monarca para promocionar esta iniciativa.

En su intervención, Sánchez aprovechaba para arremeter contra la oposición, estableciendo una dicotomía entre la libertad y el posible regreso a una dictadura. «Los valores y regímenes autocráticos están avanzando en medio mundo. El fascismo, que creíamos dejar atrás, es ya la tercera fuerza en Europa. La internacional reaccionaria, o ultraderechista en España, liderada por el hombre más rico del planeta ataca abiertamente a nuestras instituciones, azuza el odio y llama a apoyar a los herederos del nazismo en Alemania», alertaba Sánchez, quien ha considerado que «esto es un problema, un reto, un desafío que debería interpelarnos a todos los que creemos en la democracia y la Constitución española».