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El Gobierno diseña un plan para «descolonizar» las aulas al considerarlas demasiado «eurocéntricas»

Propone revisar los mapas o los idiomas que se imparten para "desvelar la falsa neutralidad occidental"

Gobierno aulas
Plan en los colegios contra el eurocéntrismo.

El Gobierno considera que las aulas españolas son demasiado «eurocéntricas». Por este motivo, el Ministerio de Educación ha trazado un plan para «descolonizar» los colegios y poner fin a lo que define como un «sistema de dominación que impregna la sociedad y, con ello, las aulas». Para ello, el Gobierno propone «ponerse las gafas descoloniales» y llevar a cabo actividades para desvelar a los alumnos «la falsa neutralidad occidental».

Bajo el título Cómo hacer un aula feminista, el Ministerio de Educación, encabezado por Pilar Alegría, expone las diferentes actividades a llevar a cabo en los colegios para conseguir este fin. El organismo expone «cómo desvelar las desigualdades que imperan en las aulas y cómo poner en marcha algunas estrategias para problematizarlas y abordarlas». Sin embargo, no se queda ahí. «Queremos complejizar un poco más la idea de género porque no todas las mujeres somos uniformes, al igual que tampoco lo son los varones (…) queremos reflexionar sobre cómo crear un aula inclusiva desde una perspectiva interseccional».

Pero, ¿en qué se traduce esto? El ministerio propone utilizar «la experiencia de las gafas violetas introduciendo lentes de colores que nos ayuden a avanzar hacia un aula diversa y libre de discriminaciones». Y ahí es donde llega el «eurocentrismo» que, según el Gobierno, impera en los colegios.

«El aula también está impregnada por una mirada eurocéntrica. Introducir un filtro decolonial nos permite plantearnos las relaciones centro/periferia y norte/sur, enriqueciendo nuestras aulas con formas de hacer, conocimientos y saberes marcados como otros y, con ello, estereotipados o directamente ignorados por la pedagogía occidental. Para ello es necesario tener en cuenta la diversidad del alumnado para incluir y reconocer su posición personal. Y no sólo. También es necesario, fundamental, los enfoques y materiales que utilizamos y desvelar la falsa neutralidad occidental (idioma, cartografías…)», reza el plan de acción elaborado por el ministerio de Pilar Alegría.

Política en las aulas

En esta misma línea, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha elaborado un diccionario formativo en interculturalidad, en el que se recogen los términos para abordar las nuevas corrientes sociales. En él se incluye una serie de actividades para que se realicen en los centros educativos, con el objetivo –dice– de que los alumnos desarrollen un mayor nivel de concienciación sobre las diferentes etnias y religiones. Dentro de estas «fichas educativas» el Gobierno ha incluido un cuestionario en el que, entre otras cuestiones, se pide a los niños y adolescentes que se pronuncien sobre su ideología.

Concretamente, este diccionario incluye una serie de actividades para que los educadores puedan abordar el fenómeno de la interculturalidad en las aulas. En este trabajo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez incluye ejemplos de actividades que se pueden llevar a cabo en los centros educativos con el fin de «identificar la coexistencia de múltiples identidades». Una de estas actividades es el llamado abanico de identidades.

Según el ministerio de la socialista Elma Saiz, esta actividad va dirigida a «trabajar sobre la propia identidad y/o identidades y registrar la necesidad de un enfoque positivo de la diversidad». Este ejercicio consiste en realizar un registro de identificación personal. Cada participante reflexionará en torno a su propia identidad, registrando en un papel los atributos personales, afinidades culturales, políticas, religiosas, formas de actuar, vestir, gustos, origen racial, étnico o nacional, entre otras que le definen. Para que los educadores tengan una guía de cómo llevar a cabo esta actividad, el ministerio ha adjuntado un documento marco que incluye las diferentes partes del ejercicio.

En la actividad el alumno tiene que identificarse con el género que le representa, así como con sus aficiones y la religión que profese -en caso de ser creyente-. Además de todo esto, esta ficha incluye un aparatado para que el alumno «sitúe en una línea si su ideología se acerca más a la izquierda o la derecha». Así, y pese a que este ejercicio está destinado a fomentar la interculturalidad, el Gobierno incluye en estas fichas un componente ideológico, obligando a que los estudiantes se posicionen políticamente. Además, con este ejercicio se vulnera el derecho de anonimato de estos menores, ya que en las fichas tienen que poner su nombre, lo que les identifica claramente.

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