Expulsan a una periodista de OKDIARIO cuando grababa a inmigrantes ilegales en un hotel en Zaragoza
Una de las responsables de la entidad Accem, encargada de trasladar a estos inmigrantes, apaga la cámara de la periodista
En el Hotel París Centro se alojan unos 65 inmigrantes ilegales, procedentes de Senegal
En el Hotel París Centro de Zaragoza se alojan desde hace varios días al menos 65 inmigrantes ilegales llegados desde Canarias, tal y como nos explica la recepcionista. Se trata de un hotel emblemático, fundado en 1820, a escasos metros de la plaza del Pilar, donde la entidad Accem los ha instalado desde el comienzo de esta semana, conviviendo con otros huéspedes que han pagado su habitación a unos 130 euros la noche. Estos inmigrantes llegaron el pasado domingo sin que nadie hasta ahora hubiese advertido dónde estaban.
Cuando descubren que una periodista de OKDIARIO les está grabando, los organizadores de Accem y el responsable del hotel París Centro tratan de amedrentarla y le expulsan del establecimiento. «No puedes grabar», le gritan, «no puedes entrar aquí». «Has entrado como una culebrilla», le insulta el gerente del hotel, mientras las responsables de la entidad le dicen que «no quieren nada con periodistas».
¿Qué hacen para que no quieran ser vistos? ¿Qué imágenes son las que no quieren que mostremos los medios?
Los traslados de inmigrantes ilegales llegados a Canarias en el último mes y repartidos por el Gobierno por toda España se están llevando a cabo con el máximo secretismo por parte de todos los implicados, también por parte de la mayoría de los medios de comunicación. A Aragón han llegado, por el momento, unas 400 personas. Cualquier imagen divulgada que no esté controlada previamente por las ONG no lo toleran. OKDIARIO ha sido testigo y víctima de ello.
Lo preocupante es que todo esto se está haciendo en coordinación con el Gobierno de España, y en descoordinación con las autoridades regionales, según ya han denunciado los ejecutivos de Madrid, Extremadura o Aragón. Esta comunidad es la que mayor tasa tiene de inmigrantes trasladados: 170 por cada 100.000 habitantes, lo que ha colapsado los servicios sociales.
OKDIARIO ha captado imágenes en exclusiva de la escandalosa situación. Tal es así que, en un momento dado, una de las responsables de Accem apaga el teléfono de nuestra periodista y le empuja hasta la puerta del hotel.
Esta mujer de origen magrebí, en un perfecto español, insiste en que el procedimiento para obtener información es otro: contactar previamente con la entidad, mandar un correo, concertar una cita. Todo eso lo hemos hecho, pero nunca hay respuesta para medios de comunicación como el nuestro.
Reuniones
Como hemos podido atestiguar, a media mañana, la entidad mantiene reuniones con todos ellos, por grupos de unos 30, en una sala con dos intérpretes contratados por ella. ¿Qué les dicen? Nadie fuera de ellos lo sabe a ciencia cierta. Las imágenes hablan por sí mismas. Las responsables de Accem que están en el hotel son todas mujeres, y apelan a que se les «está vulnerando el derecho a la imagen», y nos exigen que apaguemos las cámaras para seguir hablando.
«¿Si estuvieras en la calle, me podrías grabar?», le amenaza uno de los intérpretes de la asociación. «Esto es propiedad privada», dice nervioso el responsable del hotel, «o apagas la cámara o llamo a la policía». La periodista le indica que llame a la policía si lo desea, pero el responsable, pese a sus amenazas, no lo hace. ¿Por qué? ¿Será que nuestra periodista no está incurriendo en ningún delito?
Según pudiera deducirse del trato bochornoso a esta informadora, el hotel es una especie de fuerte infranqueable, que ejerce su derecho de admisión, expulsando a una periodista que graba a los cómplices que defienden la llegada ilegal y masiva de inmigrantes, mientras ellos vulneran la ley que debería respetarse en las fronteras de nuestro país.
«Has abierto las puertas sin permiso», insiste el gerente. Cuando nada de eso, además, es cierto. Ha sido precisamente uno de los miembros de la entidad quien le ha conducido al salón donde estaban reunidos, tal y como se reflejan las imágenes. «Te he visto desde el principio, creía que eras una de la asociación», reconoce el responsable.
Perfil
Todos son varones, jóvenes, procedentes la mayoría de Senegal. El único idioma europeo que hablan es el francés, aparentemente ni una palabra de español. De igual manera, ninguno está dispuesto a hablar a los medios. Muchos de ellos llevan puestas las capuchas de sus abrigos nuevos, no saben bien qué hacer. Están aseados, son fuertes. Todos tienen teléfono móvil y ropa a estrenar.
OKDIARIO ha accedido al bufet donde estas personas desayunan, comen y cenan, a pensión completa. Al punto de la mañana, muchos de ellos con el masbaha en la mano -un objeto similar al rosario cristiano, que emplean los fieles del islam- esperan su turno para disfrutar del desayuno. Testigos de la zona aseguran que salen del hotel y acuden a las mezquitas cercanas del barrio de San Pablo, donde se ubican dos templos musulmanes.
«Esta información no me corresponde a mí. Es un procedimiento gubernamental, habla con la entidad», se excusa el gerente para no contestar a la pregunta sobre cuánto recibe su negocio por alojar a estas personas. «Tampoco estoy autorizada para hablar», rehusa la de la asociación que ha apagado el móvil.
De repente, la mujer desaparece. Se oculta en el interior de uno de los salones de la recepción, con el grupo de senegaleses que estaban en el hall de la recepción. Pero ya es tarde, han salido a la luz las imágenes que no querían que les mostráramos.
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- Inmigración ilegal