EN GRANADA

«Estupefacción» en la cumbre de la UE con la amnistía tras el apoyo a España contra el 1-O

Estados miembros de la UE en la cumbre de Granada no acaban de entender el cambio de opinión de la amnistía

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Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • GRANADA
  • Enviado especial
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

La amnistía se ha colado en la cumbre de la UE que se celebra en Granada. Lo hizo a primera hora de la mañana de este martes, con la llegada de Pedro Sánchez y a través de las insistentes preguntas de los periodistas, que el presidente del Gobierno en funciones siempre responde con evasivas y sin mencionar dicha la palabra, y a lo largo del día entre algunas delegaciones que preguntaban con cierta «sorpresa» y «estupefacción» por lo que se está cociendo políticamente en España.

Varios estados miembros de la UE, que participan en la cumbre de Granada, no acaban de entender el cambio de opinión que a su modo de ver tiene España con lo ocurrido en el año 2017 en Cataluña. Porque, en general, lo asocian a una decisión que cuenta con el aval de una mayoría del país. Así trata de venderlo el PSOE al recordar que las urnas avalaron un Gobierno de coalición liderado por Sánchez. La gran pregunta en la que coinciden todos es «¿pero se va a hacer?». Una inquietud que algunos de estos estados han hecho llegar de manera informal, sin querer interferir en la política nacional, a Moncloa.

Para algunos países de nuestro entorno la cuestión separatista es una amenaza real también en sus territorios. El caso de Bélgica, con Flandes y Valonia; Italia, con Córcega, Cerdeña o el Véneto; Alemania, con la región de Baviera, Finlandia con las Islas Áland o Dinamarca, con las Islas Feroe, son sólo algunos de los estados que a día de hoy lidian con movimientos separatistas. Y los que miran con suspicacia los últimos movimientos de Sánchez y el flirteo con Carles Puigdemont -convertido hoy en uno de los principales activistas y referencia secesionista a nivel europeo-. Alguno de estos países ya obligó al Gobierno de Sánchez a echar el freno en su pretensión de oficializar el catalán en la UE para contentar al independentismo catalán.

También en Francia, con la amenaza de la Bretaña francesa y con el movimiento en el sur -lo que los independentistas llaman la Cataluña Norte-, se mira al movimiento secesionista de reojo. Especialmente, al catalán, por la capacidad de influencia que tiene en la zona fronteriza. En El Elíseo, sede de la presidencia francesa, no acaban de entender que tras la persecución política y judicial al separatismo catalán, Sánchez vaya ahora a amnistiarles. «La sensación que se transmite es que no hicieron nada mal», comentaba en los pasillos del Palacio de Congresos de Granada un colaborador muy cercano a Macron.

En la Comisión Europea, que oficialmente no se ha pronunciado sobre el asunto, también hay opiniones contrarias al alivio penal que propone Sánchez a los independentistas a cambio de sus votos. Aunque las dos personas cercanas a Ursula von der Leyen con las que ha hablado este periódico insisten en señalar que hablan «a modo de opinión personal».

Pero son tajantes: «España ha insistido muchas veces en Europa que es una democracia plena y que no tiene presos políticos, algo que hemos defendido el conjunto de los Veintisiete, y ahora parece dispuesta a aceptar que eso no era verdad y sí los ha tenido» explica un colaborador de la presidenta. «Es difícil de entender» remacha otro. Cabe recordar que uno de los vicepresidentes de esta institución, el socialista español Josep Borrell siempre ha sido muy crítico con la amnistía. Pero tras el cambio de opinión de Sánchez no se ha pronunciado.

El presidente del Gobierno en funciones, que a una pregunta sobre la amnistía -término que tampoco ha verbalizado en la cumbre de la UE de Granada- declaró que «estamos negociando» con todos los potenciales socios, evitó el tema en los distintos corrillos que se formaron a lo largo de la jornada en el Palacio de Congresos y en La Alhambra. «Nadie sacó el tema, es una cuestión nacional que no preocupa» aseguran fuentes de Moncloa consultadas por este periódico. Aunque como mínimo una delegación sí asegura haber comentado el tema «en el marco de analizar la situación política en España tras las elecciones» con otros colegas.

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