ERC planeaba en vísperas de las elecciones de 2015 unir a CDC y la CUP: «Sin ‘procés’ no hay abrazos»

Oriol Junqueras
Oriol Junqueras, ex vicepresidente de la Generalitat de Cataluña. (Foto: AFP)

La hoja de ruta que ERC diseñó para avanzar hacia la independencia en vísperas de las elecciones del 27S de 2015 apostaba por que los republicanos desempeñaran un papel central para unir en un mismo proyecto a la CDC de Artur Mas con la CUP: «Sin ‘procés’ no hay abrazos».

Así lo sostiene Josep Maria Jové, número dos de Oriol Junqueras en la vicepresidencia de la Generalitat, en la agenda intervenida por la Guardia Civil en que levantó acta de las reuniones de ERC, CDC y CUP sobre la hoja de ruta soberanista entre febrero de 2015 y noviembre de 2016, según un informe del instituto armado.

El 1 de junio de 2015, a escasos días de que se anunciara la constitución de la candidatura conjunta de JxSí, integrada por CDC, ERC e independientes, Jové anotó en su agenda las «ideas fuerza» que había diseñado la cúpula republicana bajo la premisa de que, si no fuese por ellos, «CiU y CUP no se podrían abrazar».

«Sin ‘procés’ no hay abrazos. ¿Qué es más responsable: dar apoyo al Govern y cuestionar una consulta trampa que no ha servido de nada más que para ‘salvar’ la figura de Mas o abandonar el Govern (con tres diputados tampoco podrían hacer nada, pero con 10-15…) y gesticular en una ecuación de maquillaje soberanista?», recogía Jové, en alusión a las diferencias entre ERC y CUP tras el apoyo de los anticapitalistas al proceso participativo del 9N de 2014.

El colaborador de Junqueras resaltaba que, en la anterior legislatura, entre 2012 y 2015, ERC rompió el bipartidismo, dio estabilidad al ejecutivo y permitió, «cuando no forzó», a Mas a «ir avanzando en el proceso».

«La oposición sistemática, contundente (a veces de demagógica), de la CUP a las políticas sociales o ante los casos de corrupción sólo ha sido ‘soportada’ por CiU sabiéndose apoyada parlamentariamente por ERC. La crítica mordaz, la gesticulación revolucionaria, el discurso ‘alternativo’ de la CUP ha sido amplificado, potenciado, no silenciado por un entorno convergente que tenía como única estrategia el desgaste de ERC», sostenía Jové al resumir las «ideas fuerza» con la que los republicanos encaraban el 27-S.

Para los republicanos, «un ataque directo a las políticas convergentes (y a todo lo que representan) realizado por tres diputados (los que tuvo la CUP entre 2012 y 2015) no supondrán ningún ‘peligro’ para CiU (su frontera electoral no existe) siempre que ERC no haga suyo el discurso y, sobre todo, no actúe en consecuencia a nivel parlamentario».

Tras la victoria independentista del 27-S, Jové detalló en su agenda los argumentos de la cúpula de ERC en la negociación para la investidura -finalmente fallida- de Artur Mas: «Desligar ‘procés’ (independencia) de la investidura, de los personalismos».

«Eso refuerza el ‘procés’ y las posiciones de la CUP (y de ERC). Permite liberar a la CUP de la sensación de que está negociando investidura. Eso tiene que ser más potente que las estructuras de gobierno, presidencia coral…, que es aquí donde está el debate y eso habría de preocupar a la CUP», anotó Jové el 1 de noviembre de 2015, recogiendo lo acordado en un Consejo Nacional republicano.

«La CUP jugó en el 9N para defender una iniciativa de ataque al Estado. Incluso justifican el abrazo (en alusión al que se dieron Artur Mas y el líder de la CUP David Fernández durante el recuento de la consulta soberanista) porque equiparan el 9N a un acto de desobediencia», sostenía el político de confianza de Junqueras.

Si se podía configurar un gobierno de JxSí con el apoyo de la CUP, los republicanos estaban convencidos de que los anticapitalistas podrían «vender el acuerdo» a sus bases alegando que servía para iniciar, acelerar y convertir en «irreversible» el proceso a la independencia.

«Y si hay un ataque de Madrid, ellos (la CUP) cierran filas con el Govern por responsabilidad», sostenía Jové.

Para lograrlo, ERC consideraba básico que CDC no controlara las áreas clave vinculadas al proceso, a los recortes, a la transparencia y que el gobierno catalán «girara a la izquierda».

«Es importante la gestión de los tiempos. Nadie se puede sentir presionado o que ha cedido en todo. Es necesario convencer a CDC que ceda áreas clave a ERC a cambio de presidencia (¿la podríamos ceder?), y para ello es necesario que la CUP acepte el rol de ERC (lo podría hacer para liberar presión mediática)», sostenía.

Según detallaba Jové, los republicanos veían necesario que la CUP acabara facilitando la investidura de Mas: «No podemos darles aquello que querrían porque seguramente no podemos y porque si pudiésemos ellos saldrían muy reforzados y victoriosos».

Tras el veto de la CUP a Mas y la investidura de Carles Puigdemont, Junqueras asumió la vicepresidencia y la cartera de Economía, desde donde tuvo que negociar el apoyo de los anticapitalistas a las cuentas de la Generalitat, en un tira y afloja hasta que finalmente obtuvieron su voto favorable.

En su agenda, Jové detalló en marzo de 2016 las ideas básicas con la que ERC afrontaba esta negociación: «La CUP no aprobará unos presupuestos por su contenido o es muy difícil que lo haga. Sólo lo haría a cambio de medidas inscritas en el proceso de Transición Nacional».

«Algunos datos no los podemos explicitar a la CUP/JxS porque son un ‘departamento’ más. Necesaria discreción», detalló Jové, que apostó por encontrar una estrategia para que la CUP se pudiera sumar «si quiere» o que «no participe demasiado si no quiere». «Si sufren en exceso, tendremos mucha inestabilidad», advirtió.

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