MINISTERIO DEL INTERIOR

Las comisarías de Marlaska se caen a pedazos: clausurada la de Vigo

Las goteras y grietas en los techos ponían en riesgo a los policías y a los ciudadanos que acuden a la comisaría

La media de edad de los edificios que albergan las 214 comisarías de la Policía Nacional es de 46 años

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Ángel Moya

El lamentable estado de conservación de la comisaría de la Policía Nacional en el centro de Vigo ha llevado a la clausura de una buena parte de sus instalaciones ante la inacción del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. El edificio ha quedado parcialmente cerrado tras la denuncia del Sindicato Unificado de Policía (SUP) debido a las grietas, goteras y humedades que impiden el trabajo de los policías y ponen en peligro su integridad física y la de los ciudadanos.

Tras más de un año de denuncias por parte del sindicato, un aparejador de la Dirección General de Policía (DGP) inspeccionó la comisaría tras las quejas de los policías y posteriormente acudieron técnicos de enPrevención de Riesgos Laborales de la Jefatura Superior de Policía de Galicia. Ambas han  advertido de los riesgos de electrocución y de otro tipo a los que se exponen los policías de esa comisaría y los ciudadanos, decidiéndose la clausura parcial del edificio. La medida de cierre provisional afectan a las oficinas de Seguridad Privada, así como la del Grupo de Policía Judicial y al despacho de la jefatura de dicha unidad

La comisaría de Centro en Vigo no es un caso único, decenas de las comisarías de Grande-Marlaska se caen literalmente a pedazos, y necesitan reformas urgentes tanto en Galicia, Ferrol o Pontevedra, como en el resto de España.

En total, la Policía Nacional dispone en toda España de 214 comisarías y la antigüedad de esas edificaciones es de medio siglo de media. Sin calefacción en invierno, sin aire acondicionado en verano, con techos que se vienen abajo, humedades o grietas, los policías denuncian la lentitud e inacción del Ministerio de Interior frente al trato que reciben las policías autonómicas.

Los problemas, explican desde el SUP, están en la falta de previsión, lentitud en la ejecución presupuestaria y los contratos de mantenimiento que no se cumplen. «Tampoco se cumplen las promesas de Interior», apostillan.

Además, advierten que las faltas de mantenimiento generalizadas en todas las comunidades autónomas generan otros riesgos, como sobrecargas de tensión y riesgos de incendio en los edificios.

Y cuando llegan las reformas, sólo son parches, advierten los policías. No se cumplen los planes integrales de renovación. Cuando con años de retraso por fin se acometen las tan necesarias reformas, estas no se hacen de una forma lógica ni adaptada a la actividad policial que se va a desarrollar en esos edificios.

El 15 de noviembre de 2021, los representantes policiales se reunieron por última vez con el ministro del Interior y hablaron de estos problemas acuciantes. Fernando Grande-Marlaska les escuchó y se comprometió a estudiar sus demandas, cosa que no ha cumplido, según los sindicatos policiales.

Para muestra, la de la comisaría de Vigo, aunque también podrían servir las comisarías de Estepona, Marbella o la Provincial de Málaga, o la de Línea de la Concepción, construida para 120 funcionarios y ahora ocupada por cerca de trescientos policías.

El complejo de Zapadores, en Valencia, es otro lamentable ejemplo de un conjunto de edificios construido en 1928 cuyo estado es de ruina en algunos casos. Sobran los ejemplos repartidos por toda la geografía española.

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