El CIS no asegura resultados. Habrá sorpresas el 26J
La reciente encuesta del CIS no nos ha sorprendido a muchos sociólogos. Sus predicciones, en intención de voto, coinciden con nuestros pronósticos y con todos los últimos estudios de opinión. Una coincidencia demoscópica que no se dio el pasado 20D. A día de hoy, podríamos asegurar que habrá sorpasso de Unidos-Podemos y que el PP ganará con claridad las elecciones. Pero, ¿cuántos escaños tendrán finalmente los populares? ¿Cuántos sumará Pablo Iglesias? Nadie puede aventurar una cifra aproximada hasta el 26J. No hay nada resuelto al respecto. Va a haber sorpresas.
La campaña, más que nunca, será decisiva y determinante. Los indecisos, a día de hoy, son casi uno de cada tres votantes. En el caso de los jóvenes, la indecisión es del 45%. Hasta los últimos días de campaña no decantarán su voto. Recordemos que en las pasadas elecciones, el 18% de los votantes decidieron su sufragio en la última semana, y el 9% el último día.
Según el CIS, PP y Unidos-Podemos han conseguido focalizar, polarizar, y ser referentes en sus respectivos espacios electorales, el centro-derecha y la izquierda. Los dos cuentan con altísimas tasas de fidelidad y movilización entre sus anteriores votantes de diciembre. Ambos marcan el comienzo de campaña, y pueden verse favorecidos por el efecto bandwagon, el efecto arrastre o subida al carro ganador. Pueden todavía movilizar y atraer a más votantes de los que fijan las encuestas. Unidos-Podemos es mayoritario en los menores de 40 años, sobre todo en la franja entre 20-29 años. ¿Conseguirán los próximos días sumar a más electores, entre los indecisos? Y en cuanto al PP, ¿conseguirá atraer a una parte importante de ese millón de antiguos votantes que se quedaron en casa el pasado 20D, en su mayoría mayores de 50 años? Dos claves que en los próximos días decantarán el resultado final.
Si la encuesta del CIS marca una clara tendencia al alza, movilización y fidelidad de los votantes de PP y Unidos-Podemos, la otra cara de la moneda se encuentra en el PSOE y Ciudadanos. Los socialistas, y sobre todo los de Albert Rivera, tienen un muy alto y excesivo número de indecisos entre sus votantes de hace unos meses. Dudan en apoyar a otros partidos, y muchos en abstenerse. Un serio problema a 15 días de la cita electoral. En el caso de los socialistas, su esperanza y su sueño es, al menos, evitar el sorpasso, y dar vuelta a las encuestas, reeditando lo sucedido en 1996. En aquel año, todos los sondeos auguraban un triunfo aplastante de Aznar sobre González, de 10 o 12 puntos. Ante la visualización de tamaña derrota, el PSOE consiguió movilizar en la campaña a su electorado distante y desmotivado. Votantes que acudieron finalmente en auxilio de sus siglas. Apeló al efecto underdog, el apoyo al débil, a la víctima. Sin embargo, esta posibilidad de remontada parece ahora imposible. Felipe González tenía una capacidad de liderazgo, de motivación, de arrastre, y también una estrategia. Algo de lo que el actual partido socialista carece hoy día.
¿Conseguirá el PSOE al menos retener su suelo de 90 diputados? ¿Llegará o superará el PP los 130? Difícil, pero todo está abierto. Todo es posible. Aunque el CIS proyecte reparto de escaños, esos números no son fiables. Puede haber sorpresas, y nada se puede descartar. Como me han asegurado directivos de varias empresas demoscópicas, es imposible hoy asignar diputados en muchas de las circunscripciones. Es casi temerario. Algunos están en el aire por un puñado de votos. El pasado diciembre ya escribí en OKDIARIO que un señor belga, llamado Víctor D’Hondt, iba a ser absolutamente decisivo. Hoy, con más motivo.
La Unión entre Podemos e Izquierda Unida, con el consiguiente efecto llamada, así como la palpable movilización de los votantes y ex votantes del PP, pueden castigar sobremanera en el reparto final de escaños, con la ayuda de D’Hondt, a PSOE y Ciudadanos. Principalmente en las pequeñas y medianas provincias, donde se eligen a 223 diputados, el 64% del Congreso. En ellas, unos centenares de votos serán claves y decantarán más que nunca el futuro Gobierno del Reino de España. O el desgobierno…