El asesino de Laura mantiene su versión aunque las pruebas le contradicen
Los investigadores han encontrado una manta con abundante sangre con lo que sugiere que pudo intentar trasladar el cuerpo una vez que la mujer murió. Los agentes creen que el crimen se cometió en casa del asesino. Han encontrado objetos personales de la profesora zamorana
Rodeado de una decena de guardias envueltos en monos blancos
y mascarillas, escuchando el griterío de sus vecinos insultándole,
sentado en una piedra durante horas. Bernardo Montoya apenas
habló durante el registro de su vivienda en El Campillo mientras
los guardias intentaban demostrar que mentía y allí mismo
secuestró y violó a la profesora Laura Luelmo.
Durante el registro, que no reconstrucción, Bernardo no estaba
obligado a hablar, y habló pero poco. Las únicas ocasiones en
que se dirigió a la comitiva judicial fueron para insistir en la
versión que dio en su declaración. Bernardo sigue manteniendo
que tras raptar a la profesora la abandonó de inmediato en el
monte sin llegar a consumar la agresión sexual. Bernardo
insistió en que no llevó a la víctima a su domicilio ni la tuvo allí
secuestrada mientras los guardias se empleaban a fondo en los
marcos de las puertas y la cocina de su casa.
Los guardias encontraron sangre, restos de sangre en casa y restos biológicos en el coche. Ahora tendrán que cotejar si esa sangre y los otros
restos biológicos pertenecen a la víctima. Los investigadores
creen que tienen pruebas suficientes para entregar a Bernardo a
la jueza acusado de la agresión sexual y asesinato de Laura pero
todavía quedan por cuadrar otras cuestiones del crimen.
Estos días son fundamentales
La teoría de los investigadores es que Bernardo sí llevó a la mujer
a su casa, y allí la golpeó con saña antes de consumar la agresión
sexual. La hipótesis es que allí la mantuvo al menos un día antes
de deshacerse del cadáver. No creen que el golpe brutal en la
cabeza que le causó la muerte fuera como relata Bernardo, al
golpearse con el coche en el momento del secuestro. Ni que la
dejara viva en el monte antes de huir. El informe de la autopsia
demuestra que sí hubo agresión sexual, y la sangre podría
demostrar que el escenario del crimen fue su propio domicilio.
Análisis de los teléfonos
Los teléfonos, como ya adelantó OKDIARIO les sitúan juntos
durante el crimen y la versión de Bernardo se resquebraja
gracias al trabajo de los investigadores. Sin embargo todavía se desconoce cuánto tiempo tuvo en su poder a la víctima y cuándo se deshizo del cadáver. Bernardo mantiene en su declaración que desde el día 12 en que
ocurrieron los hechos no volvió a su casa hasta el sábado día 15
de diciembre y no llegó a entrar en ella porque detectó la
presencia de la guardia civil. Pero las hipótesis parten de algo
más terrible, que mientras el día 13 se denunciaba la
desaparición de Laura ella todavía pudiera estar en el domicilio
en manos de Bernardo.
Hoy Bernardo no volverá al supuesto escenario del crimen. La
guardia civil le ha sugerido a la juez que no es necesario su
traslado a El Campillo tras los incidentes de ayer con los vecinos
que intentaban agredirle. Los especialistas de criminalística seguirán registrando su domicilio intentando establecer que la vivienda es el lugar del crimen. Y él seguirá manteniendo que no la secuestró, ni agredió
sexualmente ni la abandonó ya muerta. Secuestro y agresión
sexual son los presupuestos necesarios para, en el caso de que
fuera declarado culpable del asesinato, se le condene a Prisión
Permanente Revisable.