Envío de armas a Ucrania

La Armada tuvo que reforzar la seguridad del buque con armas a Ucrania tras revelar Sánchez su posición

buque Pedro Sánchez
Buzos de la Armada inspeccionando un buque.
Pelayo Barro

Debía haber sido una operación extremadamente discreta, un tránsito marítimo relativamente tranquilo hasta Polonia. Pero no fue así: a la ruta del buque del Ejército Reina Ysabel (A-06), la unidad encargada de llevar el mayor envío hasta el momento de armas a Ucrania, se le sumó una dosis extra de tensión y riesgo a última hora. La culpa la tuvo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con su ‘desliz’ desde Ucrania al señalar, en plena rueda de prensa, el nombre del buque. Un riesgo añadido, en vista de las amenazas de Rusia a las embarcaciones que transporten material a Ucrania. La Armada se vio obligada a reforzar la seguridad del buque con un equipo de buceadores especialistas en detectar explosivos y sabotajes.

Mientras el Ysabel se encontraba amarrado en el muelle 2 de la base naval de Rota, en la que era la primera visita del buque a este puerto, el presidente Sánchez anunciaba desde Kiev el mayor envío de armas acometido hasta ahora por España en favor de Ucrania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, escuchaba atentamente a apenas un metro. «Un cargamento de material militar se dirige hacia Ucrania. De hecho, un buque de la Armada española, el Ysabel, zarpó de puerto español con destino a Polonia cargado con 200 toneladas de munición moderna y otro material. El barco lleva 30 camiones, varios vehículos especiales de transporte pesado y 10 vehículos pequeños cargados con el material militar que será trasladado a Ucrania».

Inmediatamente, la Armada se ve sobresaltada por la inoportuna revelación de Sánchez: el nombre del buque, su posición actual estimada y su manifiesto de carga se habían revelado ante millones de personas. Y más preocupante aún, ante la inteligencia rusa. El malestar en la Armada con la ‘pifia’ era patente a esas horas, tal y como contó OKDIARIO.

Refuerzo de última hora

Al equipo de Sánchez se le había informado, por parte de Defensa, del nombre del buque y de su disponibilidad inmediata para partir en cuanto terminase las operaciones de carga de material. Lo que no se esperaba era que citase el nombre del buque en plena rueda de prensa. La revelación tuvo efectos inmediatos: en la Armada se revisó a toda prisa el plan de seguridad de la ruta, para evaluar si era necesario reforzar la protección del buque. Y así se hizo.

Tal y como aseguran a OKDIARIO fuentes militares conocedoras de los detalles de esta operación, el buque contaba con llevar a bordo un equipo EOS de Infantería de Marina. Una unidad considerada de élite que acompaña a las unidades de la Armada en largos despliegues o en tránsitos por zonas de riesgo. La misión del equipo, formado por once militares y a cargo de un sargento, es aportar seguridad armada al buque en sus escalas. Pero a última hora, explican, se sumaron al equipo «varios buceadores de combate» expertos en localización y desactivación de explosivos.

Este refuerzo de la seguridad, que subió a bordo durante una parada técnica en el arsenal de Ferrol, tenía como objetivo vigilar el casco del buque durante las escalas previstas en la ruta. Especialmente, durante las operaciones de descarga de material en el puerto polaco de Gdnya, destino final del buque. La presencia de estos buceadores, explican las fuentes militares consultadas, tiene sentido en el escenario al que se enfrentaba el buque Ysabel: posibles sabotajes para evitar que la embarcación pueda acometer con éxito su misión. O al menos, entorpecerla.

Algo que finalmente no ocurrió, ya que el Ejército español pudo descargar todas las armas y trasladaras a Ucrania, donde ya están al servicio de las tropas de Zelenski para hacer frente a la invasión rusa. Pero en la Armada no olvidan cómo el presidente Sánchez les complicó, aún más, esa tarea.

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