Sánchez bloquea la mitad de la obra pública como el tren a Extremadura y las nuevas autovías
El Gobierno de Pedro Sánchez tan sólo ha ejecutado el 54,5% de los gastos en inversiones comprometidos para el ejercicio. Es decir, que a cierre del mes once del año, prácticamente la mitad de los 6.549 millones de euros en inversiones públicas seguían pendientes de realizarse.
El caso del tren extremeño averiado en plenas Navidades con todo el pasaje dentro es una imagen reveladora y elocuente de lo que ocurre en determinados territorios españoles con las inversiones. Pero es simplemente una imagen más: una gota en un inmenso mar de incumplimientos inversores. Y ese incumplimiento continúa a fecha de hoy.
Los datos de ejecución de las inversiones revelan que, pese a la importancia de estas obras, a fecha de noviembre de 2018 – últimos datos recogidos por la Intervención General del Estado– el Gobierno de Pedro Sánchez tan sólo ha ejecutado el 54,5% de los gastos en inversiones comprometidos para el ejercicio. Es decir, que a cierre del mes once del año, prácticamente la mitad de los 6.549 millones de euros en inversiones públicas seguían pendientes de realizarse. Incluso 2017, con la inestabilidad política que mostró y el golpe separatista catalán que se ejecutó en ese mismo ejercicio consiguió llegar a esas alturas del ejercicio con más ejecución de las obras comprometidas: un 61%.
Las inversiones -y no los gastos superfluos de la Administración- han sido la partida sacrificada sistemáticamente en cada año de crisis. Y ahora, directamente en 2018, incluso sin tratarse de periodo de crisis económica, ha vuelto a repetirse el incumplimiento en medio de un clima en el que el cambio de Gobierno y la falta de atención del actual Ejecutivo socialista ha vuelto a llevar las obras públicas a ser la oveja negra. Todo ello, pese a contar con un respaldo presupuestario de más de 6.000 millones de euros.
Es cierto que las inversiones en infraestructuras del transporte dependientes de Fomento -como el tren- no son las que salen peor paradas en esta fotografía. Pero no deja de ser llamativo su grado de ejecución: un 64,3%, cuando gastos como los generados en bienes y servicios se llevan con una puntualidad superior -el 65,3%-, o los de transferencias de capital o corrientes entre organismos públicos con un grado de ejecución mucho mayor -66,8% y 74,1% respectivamente-.
En resumen: que por muy mal que se encuentren las infraestructuras en determinados territorios, eso no parece quitar el sueño al presidente del Gobierno. Por mucho que el presidente autonómico, Guillermo Fernández Vara, quiera convencer a toda la población y medios de comunicación de lo contrario. De hecho, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha intensificado los contactos con el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, para exigir que se ejecuten las inversiones de los proyectos de la comunidad que llevan años parados, como la autovía Toledo-Ciudad Real o la línea de tren Madrid-Extremadura que transcurre por diversos municipios e la provincia de Toledo. Y lo está haciendo sabedor de que la situación es de falta de apuesta por estas inversiones y, además, de falta de ejecución de las obras que se logran incluir en Presupuestos.
Y el propio Fernández Vara ha tenido que crear un plan de contingencia ante la evidencia de que se le han acumulado cuatro averías en menos de 24 horas que han afectado a cerca de 300 pasajeros de tren en Extremadura. Y el también socialista Guillermo Fernández Vara, que se juega en breve su mantenimiento o sustitución al frente del Gobierno regional, ha tenido que pedir a su presidente Sánchez que haga lo que tenga que hacer, pero que le dé una solución inmediata porque su población -es decir, votantes- no aguantan más por el paro inversor.
Y todo ello, mientras Sánchez no deja de alardear de los 2.200 millones de euros en los que pretende incrementar la inversión destinada a la Cataluña de Quim Torra.