Sánchez planea adelantar las elecciones a mayo si aumenta la división del voto de centroderecha

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez en una reciente imagen.
Carlos Cuesta

Pese a que la versión oficial asegura que no se adelantarán las elecciones generales y se agotará la legislatura, lo cierto es que el Gabinete de Pedro Sánchez mantiene una doble estrategia. El objetivo es estar el máximo tiempo posible en el poder, y ese plan puede beneficiarse de la división de voto del centro derecha entre tres partidos -PP, C’s y Vox-.

Por eso, si el liderazgo del PP entre esas tres formaciones continua o se refuerza, las elecciones efectivamente se atrasarán el máximo tiempo posible: hasta 2020. Pero si, por el contrario, ese liderazgo se diluye y el fraccionamiento de voto aumenta en el espectro liberal conservador, el PSOE trabaja ya en un adelanto de las elecciones generales para hacerlas coincidir con las autonómicas y municipales: en mayo de 2019.

El último CIS elaborado por Tezanos no es, evidentemente, un sondeo real. Es, más bien, toda una declaración de intenciones. Una declaración que deja entrever el plan de los socialistas, que pasa por que PP y Ciudadanos se acerquen lo más empatados posibles a las citas electorales. Porque la estrategia está definida y los equipos prevenidos. La ley electoral española premia con más diputados a las formaciones más fuertes y castiga el fraccionamiento y división de voto. El PSOE ya padece esta segunda posibilidad con un evidente fraccionamiento de sus potenciales electores entre su partido, Podemos, ERC, Mareas, Compromís, etc. Y, para combatir ese fenómeno, ya está intentando trasladarlo al centro derecha.

La ley electoral española premia con más diputados a la formacione más fuertes y castiga el fraccionamiento y división de voto

Para ello necesita dar la sensación de que tan voto útil es PP como Ciudadanos, de forma que los votantes se dividan entre ellos y generen menos escaños como suma final. Un tercer protagonista entra en escena en este esquema: Vox. Su auge es natural y no ha contado con el apoyo de medios de comunicación. Y eso significa -y el PSOE lo sabe- que simplemente con dejarles cuota de pantalla entrarán en escena definitivamente.

El resultado será que la derecha acuda a las citas electorales con un atípico fraccionamiento que dividirá y minimizará el cómputo total de escaños de los liberales-conservadores.

Y si eso sucede en la medida suficiente, puede ser el momento perfecto para que los socialistas adelanten las elecciones generales y se beneficien del mecanismo de cálculo de votos.

El elemento económico

El plan inicial -e incluso el compromiso alcanzado con los aliados de moción de censura- era el de alargar la legislatura todo lo que se pudiera. Pero el elemento económico ha hecho acto de presencia. La situación de debilitamiento económico internacional, unida al choque de la UE con Italia a causa de sus Presupuestos, más el encarecimiento de la energía, las medidas enloquecidas solicitadas por los podemitas en los Presupuestos españoles y los continuos cambios de criterio del Gobierno socialista en materias sensibles como los impuestos a la banca, el diésel o los autónomos, están acelerando claramente la llegada de la próxima crisis.

Y ante esa situación, el Gobierno quiere estar prevenido. Los departamentos de análisis subrayan ya que los actuales Presupuestos españoles disparan los impuestos y cotizaciones en más de 6.000 millones de euros en plena desaceleración: a los 5.700 millones anunciados hay que sumarles la última subida de cotizaciones anunciada de 1.100 millones para rentas de más de 45.000 euros anuales. Y que eso no va a ayudar a mantener el ritmo de empleo sino todo lo contrario.

Y, por ello, el Gabinete del Gobierno y el PSOE quieren tener una vía de escape: una que les permita adelantar elecciones en caso de que el panorama de intención de voto sea favorables a sus intereses.

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