El Gobierno quita a la Generalitat el control de TV3 para gestionarla con «neutralidad» y sin derroche

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Imagen de la sede de TV3.
Carlos Cuesta

Las exhibiciones de TV3 y de la Radio Pública catalana han ido demasiado lejos. Su permanente defensa de los golpistas ha hecho que el plan de actuación del 155 haya reservado un hueco para la vuelta a la «neutralidad» de los medios públicos de comunicación en manos de la Generalitat.

Las funciones de gestión de estos medios dejan de ser de la Presidencia depuesta -la de Carles Puigdemont- y pasan a manos del Consejo de Ministros. Es decir, que el Gobierno acaba de arrebatar el control de TV3 y de la radio pública catalana a la Generalitat.

No se darán muchos detalles de esta intervención puesto que se trata de una materia sensible. Los separatistas no van a dudar en usar este asunto como arma arrojadiza incluso en Europa. Por ello, el plan de actuación se llevará a cabo con sigilo y precaución. Pero no sin ser conscientes de que la maquinaria agitadora del golpe ha contado con el presupuesto público de estos medios para lanzar sus mensajes.

La primera vía que se ha puesto encima de la mesa para cortar este adoctrinamiento pasa por la aplicación rigurosa de los mecanismos establecidos en la Ley de Estabilidad Presupuestaria, donde el Gobierno tiene la potestad de identificar y rechazar los gastos presupuestarios supérfluos. Y, evidentemente, una maquinaria regional que gasta más que cualquier televisión privada nacional, ha entrado en gasto supérfluo. Esa potestad aparece reflejada en el plan de gasto que debe aprobar el Gobierno en todas las comunidades inmersas en el sistema de rescate del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). A partir de ahí, el Gobierno puede determinar la restricción presupuestaria y el margen de gasto del que dispone la televisión y radio públicas catalanas. Una restricción que sería, visto lo visto, directamente proporcional al recorte de la movilización a través de las ondas que efectúan estos medios en favor del golpe de estado.

Los datos económicos de este conglomerado de medios al servicio de la Generalitat y la causa separatista son evidentes. La televisión autonómica de Cataluña es la cadena regional que más dinero gasta en personal. Su dimensión sobrepasa, de hecho, a los grandes grupos privados. La Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA), matriz de TV3, ha disparado, además, un 33% desde 2012 el gasto destinado a la plantilla hasta sumar 159,6 millones de euros en 2015. Todo ello lo ha hecho en plena etapa de rescate nacional de la economía catalana.

La CCMA tan sólo es superada en gasto de personal por Radio y Televisión Española (RTVE) con 388,08 millones de euros. Por si fuera poco, esa escalada de gastos de personal de TV3 choca frontalmente con su evolución en audiencia: desde 2012 hasta el cierre de 2016 registró una caída del 20,28 por ciento de su público.

La Corporación catalana cuenta con 2.312 empleados y un gasto en personal, por lo tanto, netamente superior a los 83,4 millones de euros de Mediaset en 2015 o los 44,97 millones de Atresmedia en ese mismo año 2015. Todo ello, pese a que entre los dos grupos cuentan con 6.623 empleados.

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