Felipe VI advierte que el Rey «es el símbolo de la unidad y permanencia del Estado»

Felipe VI
Los Reyes con la infanta Sofía y la Princesa Leonor a la salida del Congreso (FOTO:EFE)

El discurso de Su Majestad el Rey en la Solemne Apertura de la XII Legislatura  ha sido aplaudida durante más de dos minutos por la mayoría de los grupos parlamentarios. Con todos los presentes en pie -a excepción de los diputados de Unidos Podemos y el PNV- el aplauso duró hasta que el propio Felipe VI agradeció el homenaje.

Un discurso en el que el Rey hizo infinidad de menciones al diálogo, la regeneración, la nueva política y la responsabilidad de los distintos partidos para llegar a acuerdos y resaltó, nada más comenzar la importancia y representatividad de la Cámara: «Deseo manifestar mi profunda satisfacción personal por dirigirme a esta institución que es y debe ser, en todo momento, la casa común y el lugar de encuentro de todos los españoles».

Su Majestad el Rey quiso recordar los tres compromisos que ya adquirió el día se su proclamación, con los ciudadanos, con la democracia y con España: «Una gran Nación enriquecida por su diversidad a lo largo de los siglos, y de la que el Rey, como Jefe del Estado, es símbolo de su unidad y permanencia», advirtió.

Tras felicitar al presidente del Gobierno por su nombramiento, Felipe VI no quiso perder la oportunidad de agradecer a los partidos que hicieron posible acabar con el bloqueo de las instituciones: «Y quiero transmitir también mi agradecimiento, respeto y consideración a todos los representantes de los grupos políticos que han participado en el procedimiento constitucional de consultas por su colaboración, responsable y sincera, en la tarea que la Constitución me encomienda».

Del mismo modo subrayó que la posibilidad de que España se pudiera ver abocada abocada a unas terceras elecciones provocó «el distanciamiento de nuestra vida política en muchos ciudadanos, y preocupación en nuestros socios y aliados», por lo que advirtió de la necesidad, ante el nuevo pluralismo político, «de un diálogo permanente y de un debate siempre constructivo; reclama que la generosidad, la responsabilidad, el respeto y el entendimiento sean valores permanentes en la vida pública; demanda la voluntad y la capacidad de llegar a acuerdos, de lograr la mayor concertación en las cuestiones básicas; y necesita el compromiso de todos con el interés general para resolver los problemas de los ciudadanos».

No faltó una alusión a aquellos que lograron implantar en nuestro país la democracia gracias a la Transición: «Nunca podremos valorar en toda su dimensión la serenidad, la ilusión y la esperanza del pueblo español en aquel entonces; nunca podremos agradecer suficientemente la valentía y la generosidad de aquellos que, con el dolor y la memoria todavía vivos en su alma, pusieron todo su corazón, toda su fuerza, para lograr, por fin, la reconciliación entre españoles y la democracia en España».

Tampoco dudó Felipe VI en celebrar los buenos datos de la economía: «El ritmo constante de recuperación de nuestra economía, su crecimiento y la generación de puestos de trabajo constituyen una realidad cierta y positiva que nos permite albergar fundados motivos en la superación de los desequilibrios generados por la crisis».

También dedicó el Jefe del Estado unas palabras ala «lacra» de la corrupción: «Y es que, Señorías, la corrupción, que ha indignado a la opinión pública en todo nuestro país y que debe seguir siendo combatida con firmeza, tiene que llegar a ser un triste recuerdo de una lacra que hemos de vencer y superar. En la consecución de ese objetivo, quiero reconocer públicamente el trabajo que desarrollan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la permanente acción de la Justicia».

El Rey también hizo alusión a la unidad de España y afirmó que: «España no puede negarse a sí misma tal y como es; no puede renunciar a su propio ser; y no puede, en fin, renunciar al patrimonio común construido por todos y desde el que debemos seguir edificando un futuro compartido».

Finalmente, Felipe VI subrayó lo que «nos ha hecho grandes como Nación»: «El espíritu de superación, el ánimo constructivo, la pasión por vivir unida al deseo de progresar; por mirar hacia adelante, seguros de nosotros mismos, con ilusión y esperanza».

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