Zapatero tardó 71 meses en elevar el paro a 4 millones de personas y Sanchez sólo 33
Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados (@diebarcelo)
Pedro Sánchez necesitó 33 meses en La Moncloa para llevar la cifra de parados a más de 4 millones. La misma tarea a ZP le llevó 71 meses. Mientras que en sus primeros 33 meses como presidente del Gobierno, ZP redujo el número de parados un 7,3% -bien es cierto que al precio de generar una burbuja-, Pedro Sánchez los aumentó un 26,7%. Lo que parecía imposible, se ha hecho realidad: un presidente peor que Zapatero.
Así como ZP culpó de todos los males a George Bush y la crisis internacional, Pedro Sánchez tiene la excusa de la pandemia. Sin embargo, una comparación con los demás países de la Unión Europea (UE) desmiente tan simple argumento. El Covid-19 ha atacado a todos los países por igual (aunque es verdad que no todos tienen a Fernando Simón al frente de esa lucha), pero en España el número de parados aumentó un 23,5% interanual en febrero, mientras que el incremento medio del paro en la UE es de 13,9%. Si la comparación no es peor es debido a que ese resultado cuenta como «ocupados» a las 899.400 personas en expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).
Aún con pandemia, países como Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, República Checha, Dinamarca, Holanda, Irlanda, Polonia o Rumanía, tienen tasas de paro inferiores al 6%. Aquí es 16,3%, una vez más, contando a las personas en expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) como «ocupadas».
Los datos de afiliación y paro registrado de febrero son muy malos. No sólo por la cifra simbólica de más de 4 millones de parados -no ocurría desde abril de 2016-, sino porque muestran el contraste entre el discurso oficial y la realidad.
El Gobierno dice ser «feminista», pero el empleo de mujeres cae más que el de varones. El Gobierno dice dar prioridad a los jóvenes, pero el desempleo entre los menores de 25 años aumenta un 40,1% interanual (ya van tres meses con incrementos de más del 40%), frente a un 22% en que lo hace el paro entre los mayores de esa edad. El Gobierno recibió al Open Arms, el barco con inmigrantes ilegales, es perezoso a la hora de evitar la llegada masiva de pateras y hay ministros que se sumaron al «Refugees welcome». Sin embargo, el paro entre inmigrantes creció un 44,5%, frente aun 20,5% entre los españoles. Ya van 17 meses seguidos con subidas en el paro de extranjeros, algo que no ocurría desde 2012. Sánchez prometió «empleo estable», pero en febrero se firmaron menos contratos indefinidos que en el mismo mes de 2004.
No es mala suerte. Estos resultados son la consecuencia lógica de un Gobierno desunido y con un ala antisistema, que no cuenta con las ideas ni las personas necesarias para enfrentar una catástrofe como la que atravesamos.
Mientras el resto de Europa bajó los impuestos (Alemania, Italia, Reino Unido, Portugal, etc.) o los mantuvo igual, en España, el tándem Sánchez-Iglesias aumentó la presión fiscal: subió el IRPF y el Impuesto sobre el Patrimonio, redujo la deducción por aportaciones a planes de pensiones, aumentó el IVA a las bebidas azucaradas, creó nuevos impuestos (tasas Google y Tobin), etc. No conforme con eso, se habla de subir la cuota de autónomos y el Impuesto sobre Sociedades, así como con una «armonización fiscal» para subir o reimponer el Impuesto sobre Sucesiones.
La destructiva política tributaria se suma al descontrol del gasto público, a los nuevos máximos que alcanza la deuda pública, a los ataques al derecho de propiedad (decreto que facilita la okupación), a la derogación de la reforma del sistema de pensiones (factor de sostenibilidad e índice de revalorización) y a la amenaza de desmontar la reforma laboral. Sólo con estos ejemplos, a los que se podrían sumar otros, lo extraño es que el empleo no haya caído aún más.
Deliberadamente o no, toda la acción del gobierno desgasta la confianza de empresas y consumidores. Sin confianza no puede haber inversión y sin inversión es imposible crear empleo. En ese marco, pensar que la llegada de fondos europeos resolverá la cuestión es una ingenuidad. @diebarcelo