Los trabajadores del SEPE amenazan con hacer huelga si Díaz no garantiza su seguridad y paga las horas extra
Cientos de trabajadores del Servicio Público de Empleo (SEPE), dependiente del Ministerio de Trabajo, se han dirigido por carta este martes a la ministra, Yolanda Díaz, de Podemos, para quejarse por su situación laboral a raíz de la avalancha de ERTE presentados en el organismo. Los empleados exigen seguridad antes de abrir las oficinas, no hacer más horas extra y más personal. Si no se garantizan estos puntos en la reunión que mantendrán los sindicatos con el Ministerio este jueves, amenazan con ir a la huelga en los próximos días.
Los empleados del SEPE han iniciado este martes una ofensiva contra la ministra de Trabajo para defenderse de la precaria situación en la que se encuentran tras la avalancha de ERTE por el coronavirus, que ha afectado a casi cuatro millones de personas. «La gota que ha colmado el vaso ha sido la diferencia de trato con los compañeros del Instituto Nacional de Salud que van a gestionar el ingreso mínimo vital con un plan claro y además cobran más», explica un trabajador del SEPE.
Para gestionar el ingreso mínimo vital se ha organizado todo para que no haya que hacer horas extra ni jornadas de doce horas diarias, fines de semana incluidos. Además, los empleados se quejan de falta de previsión del Ministerio y de órdenes nuevas cada poco tiempo, «generando desde un primer momento una dosis importante de confusión e incertidumbre entre los profesionales del Servicio Público de Empleo Estatal», dice una de las cartas enviadas a Díaz.
«Este esfuerzo no está resultando gratuito. Pasa factura. Son muchísimas horas, más de las ordinarias, con jornadas que se han extendido de lunes a domingos, mañana y tarde. Se resiente la capacidad física (los ojos, las contracturas) , y también considerablemente nuestra resistencia emocional. Se resienten las relaciones familiares en nuestros domicilios porque en muchas ocasiones no se comprende esta dedicación, incluso la confunden con obsesión. La presión, interna y externa, empieza a pasar esa factura y son ya demasiado frecuentes ataques de ansiedad en nuestros compañeros y compañeras fruto de la presión a la que estamos sometidos o que nos auto imponemos», explican los empleados.
«Y justo cuando estamos intentando superar esa carga física y emocional que arrastramos, tenemos conocimiento de las condiciones, radicalmente distintas, en las que nuestros compañeros del INSS van a enfrentarse a la tramitación del ingreso mínimo vital», insisten. «A modo de ejemplo prevé una compensación económica a los funcionarios participantes por importe bruto de 21 euros la hora completa de trabajo, con una previsión de 1,5 expedientes por hora», explican.
Huelga
A las horas extra, no abonadas, se suma la falta de seguridad en las oficinas por el hecho de que numerosos afectados no han cobrado todavía los ERTE, o lo han cobrado erróneamente. Los empleados exigen seguridad antes de volver a abrir las oficinas.
Si no se garantiza nada de esto en la reunión que mantendrán este miércoles los sindicatos con la ministra, la determinación de los trabajadores del SEPE es convocar una huelga. Si no se frenan las horas extra y se garantiza la seguridad de las oficinas, habrá huelga. De hecho, entre los empleados ya se están distribuyendo imágenes con las reivindicaciones.
Los trabajadores del SEPE han acusado a la ministra Díaz en sus misivas de falta de honestidad por no haber dicho la verdad a los españoles afectados por un ERTE y asegurar públicamente que iban a pagar en tiempo y forma las prestaciones. Porque la realidad es que dos y medio después una parte de los ERTE no se ha abonado.
«Cuando a mediados de marzo, a la pregunta de un periodista: «¿Van a llegar las prestaciones a tiempo para los parados?», usted contestó: «Sin lugar a dudas», casi me desmayo. Teniendo en cuenta que, según se estaba informando, iba a haber unos tres millones de personas afectadas por ERTE, más las prestaciones habituales, ¿cómo es posible que pudiera hacer tal aseveración?», le recrimina una trabajadora en una de las cartas.
Además, las quejas incluyen la falta de personal y de hasta el material sanitario para hacer su trabajo por el coronavirus. «El botiquín es un armario blanco colgado en el archivo que está lleno de aire. Por no haber, no hay ni tiritas, ni alcohol, ni agua oxigenada y, si lo hay, lo más probable es que esté caducado. Cuando empezó todo esto de la pandemia, rescatamos unos guantes que llevaban caducados desde el año 2008», se quejan los funcionarios del SEPE a la ministra.