Los supermercados se apagan: la patronal advierte de que la subida de la luz lastrará sus ingresos

Septiembre ha sido un mes récord, al menos en lo que al precio de la luz se refiere. Los máximos históricos que se registraban día tras día han elevado la factura de miles de hogares españoles. Ahora, este alza en el coste de la luz ha llegado a los supermercados, que advierten que los incrementos de las tarifas inciden de manera muy directa en los ingresos de las tiendas.

Según los datos de la Asociación Española de Cadenas de Supermercados (ACES), la energía eléctrica, tras la remuneración del personal y el inmobiliario, es el principal coste de explotación de los supermercados. Los incrementos de las tarifas inciden de manera muy directa en la cuenta de explotación de las tiendas.

Las instalaciones de frío alimentario suponen más del 50% del consumo energético y este porcentaje es aún mucho mayor en los almacenes.  La otra mitad del gasto en energía se divide entre la climatización -más del 20%-, la iluminación y otros (hornos, cajas, instrumentos electricos, etc.). En definitiva, las tres cuartas partes del coste energético de la estructura operativa de las tiendas y de los almacenes se dirige al mantenimiento de los equipos de frío.

De esta forma, los supermercados deben hacer frente a un consumo de la luz desmesurado en pleno auge de los precios. En el caso de pertenecer al mercado regulado, una tienda se enfrenta a subidas del 545,77%, es decir, se ha multiplicado por más de seis el precio de hace un año. Asimismo, si tienen un contrato en el mercado libre también van a comenzar a notar el incremento en los precios gracias a las medidas de Pedro Sánchez. Las propuestas del Ejecutivo socialista suponen imponer a las empresas del sector eléctrico español una serie de cargas e impuestos, que finalmente serán repercutidos en los recibos de la luz de los consumidores que actualmente se encuentran dentro del mercado libre.

De este modo, los nuevos impuestos y cargas se pasarán, como un nuevo coste más, a los clientes con contrato estable. Una medida que comercializadoras como Endesa o Iberdrola comienzan a plantearse ante el hachazo del Gobierno. Por este motivo, grandes cadenas de supermercados comienzan a echar cuentas para reducir el impacto de la subida de la luz en las cuentas de explotación de sus tiendas.

Y no sólo eso. La subida de de la luz ha incidido directamente en el coste de la cesta de la compra, lo que tiene una gran repercusión en los hábitos de consumo de los españoles. Muestra de ello es el dato adelantado del Índice de Precios al Consumo (IPC) del mes de septiembre se dispara hasta el 4%, el nivel más alto desde la crisis económica del 2008. A la subida del precio de la luz -así como del petróleo y del gas- se suma el incremento en el precio de muchos otros productos que se encuentran en los carros de la compra de la mayoría de los españoles: los huevos y la carne se han encarecido cerca de un 3% y la fruta ha repuntado casi 5 puntos porcentuales en lo que va de año. En septiembre, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas subieron un 1,7% respecto al mismo mes de 2020.

A pesar de que la luz está siendo la gran protagonista en los dos últimos meses, el precio de los carburantes también se encuentra por las nubes. La gasolina está disparada y actualmente ya se encuentra marcando máximos anuales. De acuerdo con los expertos del mercado, se prevé que estos precios sigan al alza como consecuencia de la cotización y la oferta de petróleo, y que no desciendan hasta principios del próximo 2022.

Desde la patronal advierten que esta subida en los carburantes ha generado un aumento en los costes de transporte para los supermercados. Sin embargo, la eficiencia y la competitividad de los grandes centros de distribución es muy alta, por lo que no se ha trasladado este aumento de precios al consumidor.