El sector financiero español multiplicará su gasto en cámaras de seguridad para grabarlo todo

El sector financiero español multiplicará su gasto en cámaras de seguridad para grabarlo todo
Cámara.
Borja Jiménez

El sector financiero dará un giro radical a su privacidad en cuanto entremos en 2018. A partir de enero, los bancos registrarán todas y cada una de las operaciones que lleven a cabo e incluso aquellas que puedan desembocar en una operación. Por el momento, la directiva Mifid II obliga a instalar micrófonos y grabadoras, pero fuentes del sector financiero reconocen a OKDIARIO que también se elevará el gasto en cámaras de vigilancia.

Europa quiere sanear la banca y una de las medidas que llevará a cabo a partir del próximo mes de enero será el de obligar a las entidades financieras a grabarlo prácticamente todo para tener constancia de qué se ha hablado exactamente con el cliente. Consultados algunos de los principales bancos del país, en privado a pocos les gusta lo que ellos entienden como una ‘intromisión’, aunque coinciden a la hora de señalar que «si es bueno para el sector, bienvenido sea».

Los expertos coinciden en que «ya se hace»

«Cumpliendo la Ley de Protección de Datos en caso de conflictos es válido jurídicamente en un juicio», explica el economista José Carlos Díez a OKDIARIO, donde recuerda que ya «en los mercados todas las conversaciones quedan grabadas y son el contrato».

Un reconocido gestor de fondos que prefiere mantenerse en el anonimato por lo que le pueda decir la CNMV explica que «grabar las conversaciones es una forma de que en el futuro nadie pueda demandar a su banco por haberle vendido algo con lo que haya perdido dinero». Teóricamente, recuerda el gestor de igual modo que José Carlos Díez, «es algo legal, porque si se realiza con el consentimiento del cliente, está amparado por la Ley de Protección de Datos».

José Carlos Díez: «En los mercados las llamadas ya quedan grabadas y son el contrato»

A fin de cuentas, según este gestor, ya está pasando con los bancos, que «obligan a los clientes a que, con papel y boli en el notario, digan que han entendido todo». «Es algo que en el mundo puramente financiero más o menos funciona», afirma.

Por su parte, el economista José María Gay de Liébana opina que «se rompe la intimidad de las personas y se entra en derechos muy propios de las personas».

Gay de Liébana: «Se rompe la intimidad de las personas»

Al contrario que el economista Daniel Lacalle, que cree que es una «buena medida» y una práctica «habitual en el mercado». «Yo desde 1993 llevo trabajando con sistemas de grabación. Empezamos con el Reuters Chat que imprimía todas las conversaciones entre operadores, y ya en Citadel y Pimco se grababan todas las llamadas. Me parece una buena medida», insiste Lacalle.

Desde la Asociación Española de Banca (AEB), José Luis Martínez Campuzano es escueto, pero claro: «Vamos a considerarlo como una medida que refuerza la mutua confianza entre el cliente y su entidad».

AEB: «Refuerza la confianza entre cliente y entidad»

Santiago Carbó, Catedrático de la Bangor Business School, entiende que «es una medida adicional que pide la normativa europea y que se puede entender como una cierta intromisión; pero como surgen problemas nuevos y hay falta de conocimiento por parte de algunos clientes, que luego argumentan que no comprendían nada, pues supongo que hay que buscar determinadas soluciones».

Santiago Carbó: «Cada vez hay mayor intromisión y mayor regulación»

Para Carbó «ese es el mundo al que vamos». A uno en el que cuando hay errores, «cada vez hay mayor intromisión y mayor regulación». El catedrático, además, recuerda también que «por teléfono ya se graban las conversaciones cuando haces cualquier gestión telefónica». Por ello, Carbó cree que «nos dirigimos a una mayor responsabilidad y una mayor vigilancia por parte Europa, que es lo que pretende».

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