operación fallida

RedBird renuncia a la compra de ‘The Telegraph’ tras la rebelión de la plantilla por sus vínculos con China

El grupo estadounidense retira su oferta de 500 millones de libras por el histórico diario británico

La presión interna y las sospechas sobre conexiones con el régimen de Pekín frustran la operación

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Portada del 'Daily Telegraph' que acusa a Jeremy Corbyn de ser informante del bloque del Este durante la Guerra Fría.
Jose de la Morena
  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

RedBird Capital Partners ha decidido finalmente renunciar a la adquisición de The Telegraph Media Group (TMG), propietario del diario británico The Telegraph, después de que la plantilla del periódico mostrara una firme oposición a la operación por los supuestos vínculos de la firma inversora con China.

«RedBird ha retirado hoy su oferta por Telegraph Media Group. Seguimos creyendo plenamente en que The Telegraph y su equipo de primer nivel tienen por delante un futuro brillante y trabajaremos duro para garantizar una solución que redunde en el mejor interés de los empleados y los lectores», ha asegurado un portavoz de RedBird en declaraciones recogidas por Bloomberg.

La decisión pone fin a meses de incertidumbre sobre el futuro del emblemático rotativo, inmerso en una compleja estructura de propiedad que ha generado controversia tanto dentro como fuera del Reino Unido.

Un acuerdo bloqueado

En la actualidad, TMG está controlado por RedBird IMI, una sociedad conjunta entre RedBird Capital Partners e International Media Investments (IMI), vehículo respaldado por Emiratos Árabes Unidos. No obstante, el anterior Gobierno conservador obligó a esta alianza a desinvertir en medios británicos tras aprobar una ley que prohíbe a Estados extranjeros poseer cabeceras de prensa nacionales.

En ese contexto, RedBird planteó una nueva operación valorada en 500 millones de libras (unos 566 millones de euros) con el objetivo de ampliar su participación y permitir que IMI mantuviese un 15% del grupo. La maniobra pretendía aprovechar la flexibilización introducida por el actual Ejecutivo laborista, que suavizó las restricciones a la inversión extranjera en el sector mediático.

Además, otros actores del panorama mediático británico, como el multimillonario Leonard Blavatnik y la empresa propietaria del Daily Mail, contemplaban conservar participaciones minoritarias de en torno al 10%.

Sospechas de influencia y ruptura interna

La operación, sin embargo, comenzó a tambalearse a finales de octubre, cuando el propio The Telegraph publicó un artículo que cuestionaba los lazos del presidente de RedBird, John Thornton, con altos cargos del Partido Comunista Chino. En concreto, se mencionaba su relación con Cai Qi, miembro del politburó de Pekín y figura recientemente implicada en un escándalo de espionaje.

El reportaje desató una oleada de inquietud entre la redacción del diario y entre distintos sectores políticos británicos, que temían que la operación pudiera facilitar la entrada de intereses chinos en la prensa nacional. La hipótesis de una posible influencia del «gigante asiático» sobre la opinión pública británica avivó las críticas internas y precipitó la retirada de RedBird.

Thornton, que forma parte del consejo asesor del fondo soberano China Investment Corporation y presidió la Silk Road Finance Corporation, ha negado cualquier conexión con el Gobierno de Pekín. En la misma línea, RedBird aseguró a The Guardian que su intento de adquisición de TMG carecía de cualquier vínculo directo o indirecto con China.

Advertencias sobre la libertad de prensa

El clima de desconfianza no se limitó al ámbito interno. En agosto, nueve organizaciones de derechos humanos y libertad de expresión habían pedido a la secretaria de Cultura, Lisa Nandy, que revisara la operación. En su carta, alertaban de que la transacción «amenazaba el pluralismo, la transparencia y la integridad informativa» en el Reino Unido.

La retirada de RedBird supone así el cierre de uno de los episodios más polémicos en la historia reciente de la prensa británica. The Telegraph, símbolo del periodismo conservador del país, queda ahora a la espera de encontrar un nuevo comprador que garantice su independencia editorial y estabilidad financiera, en un contexto cada vez más tenso entre el poder político, los medios y las potencias extranjeras.

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