Entrevista a Rainer Zitelmann

Rainer Zitelmann: «A pesar de haber estudiado economía, Sánchez no parece saber mucho al respecto»

Rainer Zitelmann: «A pesar de haber estudiado economía, Sánchez no parece saber mucho al respecto»
Rainer Zitelmann, autor del libro 'El capitalismo no es el problema, es la solución'

Rainer Zitelmann es autor experto en sociología e historia, responsable del libro llamado The Wealth Elite en el cual revela cuál es el trabajo que en un punto de su carrera tuvieron algunos multimillonarios y que, sin duda, ayudó a su éxito. Este historiador, consultor de gestión y experto inmobiliario, acaba de publicar su obra El capitalismo no es el problema, es la solución.

PREGUNTA: Como alemán, usted ha conocido cómo funcionan ambos sistemas en la práctica. ¿Qué le diría a la gente de Madrid en relación con la dicotomía entre capitalismo y comunismo?

RESPUESTA: Los comunistas, antes de llegar al poder, siempre le cuentan a la gente todo tipo de historias bonitas sobre la justicia social, la igualdad o incluso la libertad. Pero la evidencia es clara, porque nunca han sido capaces de ofrecer ninguna de esas cosas, en ningún momento de la historia del siglo XX o del siglo XXI. ¿Por qué debería funcionar el proyecto de Pablo Iglesias si sus ideas han fracasado en las más de 30 ocasiones en las que gente como él ha ostentado el poder?

P: La extrema izquierda dice que su modelo es del «comunismo democrático». ¿Es eso posible?

R: Dicen ser una izquierda moderna, pero pocas ideas son tan antiguas como las suyas. Recientemente leí un excelente libro del economista Kristian Niemietz titulado Socialismo. La idea fallida que nunca muere. Niemietz se pregunta cómo es posible que una idea que ha fracasado tantas veces, en tantas variantes diferentes y en tantos escenarios radicalmente distintos, siga siendo tan popular. Su respuesta es que los socialistas siempre logran distanciarse con éxito de esos ejemplos. Siempre tienen una excusa para decir que uno u otro modelo no fue “verdaderamente” socialista o comunista. Pero, además, hay que decir que, incluso cuando se han aplicado estas ideas de forma radical pero democrática, los resultados han sido desastrosos. Basta con ver la ruina que sufrieron Suecia y Gran Bretaña en la década de 1970.

P: Pablo Iglesias fue asesor del régimen venezolano. Su libro analiza ampliamente el desastre socioeconómico que ha sufrido ese país. ¿Cuáles fueron las consecuencias del régimen de Chávez?

R: En la década de 1970, Venezuela era uno de los veinte países más ricos del mundo. La población de Venezuela tenía un nivel de vida mucho mayor que los ciudadanos de cualquier otro país de América del Sur. Fue entonces cuando el gobierno comenzó a regular masivamente el mercado laboral y a intervenir distintos mercados. La situación empeoró. Entonces, cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1999, prometió exactamente las mismas cosas que Pablo Iglesias está anunciando hoy en Madrid. “Socialismo para el siglo XXI”.

El caso es que los intelectuales de todo el mundo se entusiasmaron cuando Chávez llegó al poder y no dudaron en decir que Venezuela era el ejemplo a seguir. Al principio las cosas parecían ir bien, porque los precios del petróleo se dispararon en ese momento. Pero, una vez se desplomó el crudo, los efectos del socialismo de Chávez resultaron evidentes. La nacionalización de la industria petrolera, el control de precios, las expropiaciones masivas y otras medidas en la misma línea llevaron al desastre. La inflación es más alta que en cualquier otro lugar del mundo. ¡Más de un millón por ciento! Ante semejante ruina, y una violencia desbocada, más del 10 por ciento de su población ha huido del país. Esa es la miseria que generan las ideas de Pablo Iglesias.

Y no solo eso: las libertades civiles más básicas (como la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de asociación, la libertad política…) han sido eliminadas una tras otra. Los socialistas han logrado que ya hasta escasee el petróleo en el país con las mayores reservas de petróleo del mundo. Gobernaron la economía más rica del Sur de América coincidiendo con precios récord en las materias primas y lo único que han logrado es que la gente se muera de hambre.

P: Su libro afirma sin complejos que «el capitalismo no es el problema, sino la solución». ¿Por qué tantos intelectuales creen lo contrario?

R: En primer lugar, ¿por qué el capitalismo es la solución? Antes del capitalismo, que es un sistema que surgió hace unos doscientos años, el 90% de la población mundial vivía en la pobreza extrema. Hoy, esa cifra ha caído por debajo del 10%, gracias al capitalismo.

Hablemos ahora de los intelectuales. La mayoría de ellos piensa que quien haya leído más libros o tenga más títulos académicos merece también la posición más alta en la sociedad y, cuando ven que esto no es así y que tal vez un emprendedor con una idea inteligente que satisface los deseos y necesidades de muchas personas se vuelve mucho más influyente y más rico que ellos, pues entonces se revuelven contra el sistema y empiezan a afirmar que el mercado no funciona.

Los intelectuales son necesarios para el socialismo porque dicho sistema se basa en eso, en modelos teóricos que no descansan en la realidad orgánica de las relaciones económicas. Por ese mismo motivo, no son tan importantes para el funcionamiento del sistema económico capitalista, que se basa en conectar a los agentes económicos de forma espontánea, según voluntades y acuerdos.

En mi libro le dedico un capítulo completo a esta cuestión y la crítica alemana, británica y estadounidense ha considerado que es, quizá, el mejor pasaje de la obra. Creo que es importante ahondar en esta cuestión.

P: Su libro se centra en estudiar cómo funcionan las ideas económicas en el mundo real, en lugar de centrarse en la teoría o la filosofía económica. ¿Por qué tomó este enfoque?

R: Los socialistas siempre usan el mismo truco: comparan su idea con la realidad. Una idea siempre se puede formular para que resulte perfecta, mientras que la realidad nunca alcanza ese estado, de modo que la idea siempre ganará en una comparación de ese tipo. Pero hacer algo así es tan injusto como admitir que una esposa juzgue a su marido no por la realidad, sino en comparación con una película o una novela romántica, donde todo es perfecto.

Eso es lo que planteo en el libro, la importancia de comparar la realidad con la realidad, para que el ejercicio sea coherente y homogéneo. Por ejemplo, estudio la evolución económica de las dos Coreas o las dos Alemanias, la evolución de China antes y después del capitalismo, etc. Esa es la única forma de proceder a un análisis justo y certero.

P: Usted era socialista cuando era joven pero hoy es un ferviente defensor del capitalismo y un emprendedor exitoso. ¿Cómo explica esta evolución y qué le diría a los jóvenes que hoy piensan lo mismo que usted cuando tenía su edad?

R: No es tan inusual que la gente evolucione a lo largo de los años y pase de creer en las teorías utópicas del socialismo a comprobar el funcionamiento más efectivo del capitalismo en la práctica. A los jóvenes les diría que lean libros de historia, especialmente sobre la historia del socialismo y el comunismo. Por ejemplo, en mi libro presento algunos ejemplos devastadores de lo que vivió China bajo esos sistemas. El «Gran Salto Adelante» de Mao, fue un ejercicio de colectivización económica que provocó la muerte de más de 45 millones de personas entre 1958 a 1962. ¡Semejante tragedia es equivalente a que desaparezca casi toda la población española! Pero, cuando doy conferencias por el mundo (ojalá, pronto en España), me encuentro con que los jóvenes no conocen esos episodios históricos.

P: España está a punto de recibir un gran rescate en forma de fondos de recuperación de la UE. ¿Es este el camino a seguir o debería el gobierno actual emprender reformas para acelerar la recuperación?

R: No tengo fe en el fondo de recuperación de la UE. Creo que España necesita urgentemente reformas económicas, más libertad económica. Eche un vistazo al análisis de la Fundación Heritage, que elabora anualmente el Índice de Libertad Económica. Su última edición indica que la puntuación de España es de apenas 69,9 sobre 100, situándose por debajo de la media europea. Para dar el salto, España necesita concentrarse en reducir el tamaño del Estado y el peso del gasto público sobre la economía. Si se recortaran los presupuestos y se frenase el aumento del endeudamiento soberano, se sentarían las bases para una mayor estabilidad macroeconómica. Y si se liberalizara el mercado laboral, el sector privado tendría muchas más posibilidades de impulsar el crecimiento y el empleo.

P: Dado que Madrid lo ha eliminado, el gobierno español quiere hacer obligatorio el Impuesto sobre el Patrimonio en todos los territorios españoles. Ningún otro país de la UE mantiene esta figura fiscal. ¿Qué opina de ello?

R: Estas son las típicas que solo pretenden cultivar la envidia social. Aplicar impuestos sobre el patrimonio solo sirve para que los inversores saquen su dinero y los empresarios abandonen el país. En mi libro explico lo que sucedió en Suecia por este motivo. El país escandinavo tenía un Impuesto sobre el Patrimonio muy alto en la década de 1970.

¿Conoces la tienda de muebles Ikea? Pues su fundador, Ingvar Kamprad, dejó Suecia por este motivo y se instaló en Suiza hasta poco antes de su muerte. ¿En que benefició eso a Suecia? En nada. Perdieron mucha inversión por esta vía. Pero los suecos fueron lo suficientemente inteligentes como para reconocer por qué sus planteamientos estaban equivocados. Abolieron el Impuesto sobre el Patrimonio, junto con el de Sucesiones y Donaciones. Hoy en día, los suecos están mucho mejor de lo que estaban entonces. Suecia es ahora una economía tan capitalista como Estados Unidos.

P: Pedro Sánchez ha subido más de 11 impuestos en 2021 y está planificando muchas más subidas de impuestos, a pesar de un colapso histórico del PIB y un aumento significativo del desempleo. ¿Qué opina de esta política económica, sobre todo después de una durísima pandemia?

R: A pesar de haber estudiado economía, Sánchez no parece saber mucho al respecto. Debería estar haciendo exactamente lo contrario de lo que está haciendo. España tendría que bajar impuestos y liberalizar de verdad el mercado laboral. Es lo que hizo Thatcher, sí, pero también lo que hizo el socialdemócrata Gerhard Schröder en Alemania. ¡Si a Alemania le va tan bien hoy es por el resultado de estas reformas!

P: Efectivamente, a la economía de Alemania le ha ido razonablemente bien en los últimos veinte años. ¿Cuáles son los secretos de su éxito?

R: Pues como te decía, la clave está en los recortes de impuestos de Gerhard Schröder y sus reformas del mercado laboral. Merkel lo ha profundizado, pero fue él quien lo aprobó. Desafortunadamente, muchos alemanes han olvidado que esas son las bases de nuestro éxito actual. En septiembre celebramos elecciones y las encuestas apuntan que algunas formaciones de izquierda radical pueden aumentar su representación.

Cuando leo esos sondeos, recuerdo que Hegel afirmó que lo único que se puede aprender de la historia es que la gente no aprende nada de ella. Pero, en el fondo, soy un optimista sin remedio. Si no lo fuera, no habría escrito un libro como este, con el que lo que pretendo es enseñar a la gente algunas de las lecciones más valiosas de la historia reciente. El capitalismo funciona. No dejemos de defenderlo.

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