¿Qué es posicionarse en corto?
Al hablar de comprar, en el mundo de la inversión, normalmente solemos referirnos a comprar una acción a la espera de que incremente su valor para que una vez vendida podamos beneficiarnos de una plusvalía. A este concepto se le denomina «posicionarse» o «ponerse en largo».
En cambio, cuando hablamos de “ponernos cortos” estamos haciendo referencia justo a lo contrario: buscamos ganancias con la bajada del producto elegido para nuestra inversión.
Hay una cuestión importante a tener en cuenta, ya que para poder hacer uso de las posiciones cortas es imprescindible operar en mercados secundarios mediante los denominados derivados.
En los mercados encontramos diversas formas de posicionarnos en corto. La más común es “vender” acciones que realmente no se poseen. Es decir, se prestan esas acciones y se venden al precio que tengan ese día para recomprarlas en un periodo determinado y devolvérselas a su propietario. De esta forma, si su precio baja se obtendrá un beneficio, y si sube, por el contrario, tendremos que asumir pérdidas. Recordemos que esta “venta” no podremos realizarla de manera directa y deberemos al uso de derivados como los futuros.
Visto así, puede resultar extraño que haya inversores que decidan ponerse en corto en algún activo ¿Por qué lo hacen? Hay que entender que al ponernos cortos se pueden obtener beneficios de la dirección que el mercado independiente vaya a tomar.
De esta forma estaríamos beneficiándonos de un mercado bajista añadiendo valor a la cartera incluso en tendencias decrecientes. Aunque a priori es complejo adivinar si una empresa va a sufrir pérdidas u obtener beneficios, existen indicadores (como situaciones macroeconómicas y coyunturas estructurales) por los que podemos saber, con un pequeño margen de error, cuál va a ser su comportamiento a corto plazo. Es aquí donde los inversores bajistas se ponen cortos y se aprovechan de la situación.
Las posiciones cortas también pueden servir como instrumento de protección de otras inversiones. En este caso los inversores con posiciones largas utilizan posiciones cortas para protegerlas -lo que llamamos cobertura- para intentar reducir el riesgo puntual de una cartera sin deshacer la posición.
Pero no todo son ventajas. Entre los mayores inconvenientes encontramos su alto coste, ya que al utilizar derivados el precio de la operación aumenta y se reducen los potenciales beneficios.
También existe otro problema: que las posiciones cortas se vean limitadas por el regulador en los mercados regulados, ya que pueden provocar alteraciones en los mercados.
Por último, hay que tener en cuenta que estas posiciones, que son contrarias al concepto de inversión, pueden generar más ansiedad en los inversores. Es muy importante estar bien asesorado y conocer muy bien tu perfil de riesgo para estar tranquilo con tus inversiones.