Por qué el e-book ha salvado más árboles que Greenpeace
Día tras día, ecologistas, activistas y políticos insisten en que el sistema actual, el capitalismo, está destruyendo el planeta a causa del excesivo consumismo, que está acabando con los recursos del planeta. Pero, ¿es eso cierto? Según un reciente estudio de la revista Nature Climate Change, nuestro planeta ha ganado 36 millones de kilómetros cuadrados de superficie verde en las últimas tres décadas; es decir, el equivalente a tres veces la superficie del continente europeo.
En esa línea, un informe de la Universidad de Wageningen recogido por The Washington Post señala que Europa es tres veces más verde hoy que hace cien años. ¿Cómo es eso posible si siempre se ha vendido que el capitalismo está arrasando con la vegetación y la fauna no sólo de Europa sino de todo planeta?
En primer lugar, la superficie dedicada a tierras de cultivo disminuyó debido a las innovaciones tecnológicas. La motorización y la optimización de los sistemas de riego han permitido que se necesite menos área de cultivo que antes para producir la misma o incluso más cantidad de comida. No sólo eso, sino que infinidad de innovaciones tecnológicas hacen que nuestro impacto en el planeta sea cada vez menor: por ejemplo, gracias el ebook se evita la tala de millones de árboles y la optimización de los vehículos hace que contaminen cada vez menos.
Esto desmiente la teoría de que el ser humano debe utilizar menos recursos para salvar el planeta, una de las bases del decrecentismo. De hecho, utilizamos más recursos que nunca en la historia de la humanidad, pero de forma mucho más eficiente gracias a los avances que el libre mercado ha conseguido en las sociedades modernas.
Bosques ‘privados’
En Guatemala, tras años de esfuerzos sin éxito por parte del Gobierno para proteger la Reserva de la Biosfera Maya, se realizó un experimento que sugiere una solución muy lógica: la manera más efectiva para proteger los bosques es darle el control a las comunidades que ya viven ahí.
63″>Quienes viven directamente del bosque, ya sea mediante la plantación de valiosos árboles de madera o a través de cualquier otra vía, tienen un incentivo para preservarlo, y eso puede proteger al ecosistema de una forma mucho más eficaz que los mecanismos del Estado.
En declaraciones a The New York Times, los miembros de las comunidades que gestionan de forma privada esos bosques de Guatemala reconocen que, por norma general, “nadie va a cuidar la casa o el jardín de otro”. Sin embargo, sí que “cuidarán y defenderán su propia subsistencia”.
Especies en peligro de extinción
El caso del rinoceronte en Sudáfrica es un claro ejemplo de los efectos contraintuitivos que genera la excesiva regulación. Cuando un animal se encuentra en peligro de extinción, la prohibición de cazarlo e incluso de poseerlo se vuelve en contra de los intereses de la especie. Al no tener la sociedad incentivos para proteger a dichos animales, la única barrera que existe para evitar su extinción son los ineficientes sistemas de protección de los Gobiernos.
No sólo eso, sino que el hecho de prohibir la caza hace que el valor de la especie en cuestión suba, haciendo más jugosa la «recompensa» que obtendrán los furtivos. La solución es sencilla y pasa por permitir la propiedad privada de la especie en cuestión, tal como hizo Sudáfrica a finales del año pasado.
Según datos del Gobierno sudafricano, la caza de rinocerontes pasó de 83 ejemplares en 2008 a 1.215 en 2014. Es decir, desde que se prohibió la venta de cuerno de rinoceronte se produjo un incremento de más del 1.400% en la caza de estos animales.
Los criadores sudafricanos de rinocerontes recurrieron a la justicia en septiembre de 2015 para obtener el derecho de vender legalmente las astas de estos animales, alegando que así se asestaría un golpe a la caza furtiva. Los criadores aseguran que con la venta legal se puede extraer el cuerno anestesiando el animal para que después vuelva a crecer sin problema.
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