La Reserva Federal mantiene los tipos en el 5,5% porque «la inflación aún está lejos de control en EEUU»
Jerome Powell mantiene el precio del dinero ante la resistencia que ofrece la inflación
Los mercados descartan que la Reserva Federal baje los tipos en marzo y se resignan a junio
El Comité de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal de Estados Unidos que preside Jerome Powell ha decidido mantener sin cambios los tipos de interés en el 5,5% por quinto mes consecutivo ante «la evidencia de que la inflación en América aún está lejos de ser controlada y del objetivo oficial del 2% que persigue el organismo con sede en Washington». Un nivel de tasas de interés en el rango objetivo de entre el 5,25% y el 5,5% como el de ahora es inédito desde enero de 2021, pero no hay motivos todavía para reducirlo, a juicio de la Fed: «aún nos queda un trecho hasta cumplir satisfactoriamente con lo que nos hemos propuesto a fin de estabilizar la economía y empujar la inversión empresarial», ha asegurado Powell.
Como en otras ocasiones, el comunicado del banco central informa de que «el Comité continuará evaluando atentamente la información entrante, el entorno cambiante y el equilibrio de riesgos». En la decisión adoptada este martes 20 de marzo ha pesado con claridad el repunte de los precios observado durante el periodo más reciente. La semana pasada, la inflación americana de febrero ha resultado ser un dato clave: tanto el índice general, como el índice subyacente, e incluso el referido al sector industrial experimentaron subidas. El IPC americano creció una décima, hasta el 3,2%, el subyacente se moderó menos de lo esperado, hasta el 3,8%, y los precios de producción también se elevaron en términos anuales llegando al 1,6%, en su mayor alza desde septiembre.
Según Powell, estos datos constituyen suficientes indicios como para concluir que la guerra sin cuartel contra la inflación no está definitivamente ganada y que la batalla final para lograr estabilizarla con carácter de permanencia en el 2% va a ser la más dura -en una apreciación similar a la realizada por el Banco Central Europeo (BCE) en su última reunión-.
La decisión de la Fed no ha sorprendido, en todo caso, a los mercados. La mayoría de los inversores ya había descartado que los bancos centrales de ambos lados del Atlántico redujesen los tipos de interés en esta ocasión. Los operadores están prácticamente resignados a que los recortes en el precio del dinero se inicien en junio. Esta fue la conclusión predominante una vez conocidas las últimas actas del comité abierto de la institución con sede en Washington celebrada en febrero, en las que buena parte de los miembros del organismo hablaron de «una inflación persistente», lejos del objetivo fundacional del 2%.
En consonancia con estas apreciaciones, los mensajes de la Fed y del BCE han insistido en disuadir el optimismo de los mercados, cuyas expectativas sobre un próximo giro en la política monetaria eran muy altas hace poco más de un mes. Tanto Jerome Powell como Christine Lagarde, responsables principales de ambas instituciones, dejaron claro, en sus comparecencias del miércoles 6 y del jueves 7 de marzo, que las bajadas de tipos se retrasarán a junio, y que se irán graduando en función de la evolución del crecimiento económico -al que la institución americana también tiene el deber de prestar atención- y de los precios.
En lo que respecta al futuro, hay diversas visiones que conviven en el mercado, y que son las que explican los récord alcanzados por las Bolsas tanto en América como en Europa, así como su resistencia a ceder a pesar del alto coste de la financiación. Hay una primera aproximación, que se apunta a lo que se podría considerar como un aterrizaje suave, que ve una inflación a la baja, un recorte de los tipos de interés por la Fed a partir de junio y un posterior despegue del crecimiento económico en convivencia con unos precios moderados. Según esa visión, la Bolsa tiene recorrido al alza, aunque pueda haber un alto en el camino, que sería breve y no muy intenso.
Una segunda perspectiva es la de quienes ven una inflación persistente en torno al 3% y un crecimiento que sigue a la baja y que obligará a la Fed a ser algo más flexible de lo que desearía, moldeando su política de endurecimiento monetario, pero sin alterarla básicamente. Estos analistas no ven un despegue del crecimiento, sino un largo periodo de convalecencia y de ajuste de la economía, con asistencia permanente de la Fed, pero sin entrar de nuevo en la explosión de liquidez que se produjo durante los momentos más críticos. Según esta visión, la Bolsa podría tener alguna corrección, que podría llegar hasta un 10%, o incluso un 20%, aunque en la actualidad esta aproximación pesimista sobre la marcha de los acontecimientos es por el momento minoritaria.