El PIB de Estados Unidos se frena pero la economía sigue fuerte y convive con los altos tipos de interés
La economía americana sigue dando muestras de fortaleza a pesar de los tipos altos
La maquinaria económica americana se frenó durante la parte final del año pasado aunque sigue sólida y consistente, en una demostración de una convivencia satisfactoria con los altos tipos de interés, que continúan inamovibles en la cota del 5,5% para luchar contra una inflación que da muestras de resistencia a la baja. El Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos registró en el cuarto trimestre de 2023 una expansión del 0,8%, cuatro décimas menos que el crecimiento del 1,2% registrado en el periodo inmediatamente anterior, según la tercera y última estimación publicada este jueves por la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio.
En términos anualizados, el crecimiento de la actividad entre octubre y diciembre se situó en un 3,4%, mejor que la estimación previa del 3,2% pero por debajo del 4,9% de los tres meses anteriores. La Oficina de Análisis Económico explica que la velocidad del último trimestre del año y la mejor previsión con respecto a las expectativas obedecen a un incremento del gasto de los consumidores, de las exportaciones, de la inversión en su conjunto y del gasto público, ya espoleado por la relativa proximidad del periodo electoral.
Descendieron los inventarios del sector privado pero esta tendencia fue compensada de sobra por el aumento de las importaciones, que restan en el cálculo del PIB y que muestran una trayectoria irregular a lo largo de los últimos meses. La conclusión es que, en el conjunto de 2023, la mayor economía del mundo registró un crecimiento del 2,5%, seis décimas por encima de la expansión del 1,9% en 2022, a pesar del endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal (Fed).
El aumento del PIB real en 2023 reflejó principalmente el mayor gasto de los consumidores, así como el incremento de la inversión fija no residencial, del gasto de los gobiernos estatales y locales, de las exportaciones y también del gasto del Gobierno federal, circunstancias todas ellas que fueron parcialmente compensadas por disminuciones en la inversión fija residencial y la acumulación de inventarios.
La buena marcha de la economía americana se conjuga con una inflación que se incrementó ligeramente en febrero hasta el 3,2% en términos interanuales, una décima más que en enero. En lo que respecta al índice subyacente, que excluye de su cálculo los precios de alimentos y de la energía por su mayor volatilidad, cerró el segundo mes de 2024 con un incremento del 3,8%, una décima menos desde el mes anterior y su menor marca desde finales de 2021.
Con este panorama en la evolución de precios, la Fed decidió en su última reunión de política monetaria mantener sin cambios el guión y dejar los tipos de interés entre el 5,25% y el 5,5%, equivalente al nivel máximo desde enero de 2001. Y no parece que vaya a cambiar pronto de criterio. El organismo indicó tras su pasada reunión que no considera apropiado reducir el rango objetivo del precio del dinero hasta que haya una mayor seguridad que la inflación está volviendo «de forma sostenida» a su objetivo del 2%.
En el último mes de 2023, los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed, órgano decisor en la política monetaria de Estados Unidos, esperaban que los tipos se sitúen entre el 4,5% y el 5% a cierre de este año, si bien algunos integrantes apostaban por cifras superiores y sólo uno confiaba en un rango del 4%. Los inversores apuestan a que el giro en la política monetaria empezará el próximo mes de junio, y que es posible que, desde entonces, se produzcan tres bajadas consecutivas del precio del dinero, aunque de manera muy modesta, a un ritmo de 0,25 puntos en cada una de las ocasiones.
En su última comparecencia pública, el presidente de la Fed, Jerome Powell, se mostró satisfecho sobre la relativa fortaleza de la economía americana, y no hizo alusión alguna al ‘rally’ que viven todos los índices bursátiles de Estados Unidos, que llevan un tiempo batiendo récords, y que igualmente están reflejando una capacidad inédita de adaptación a un precio del dinero marcadamente elevado, de la misma manera que la evolución del PIB.