La OCDE recomienda a España menos ayudas públicas a la contratación y más a la formación

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurria (Foto: GETTY).
El secretario general de la OCDE, José Ángel Gurria (Foto: GETTY).

España aún puede hacer más para adecuar mejor la oferta de competencias a las necesidades del mercado laboral, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que insta a concentrar los recursos públicos en la formación de desempleados y trabajadores, así como reducir la financiación de ayudas a la contratación.

En su informe ‘Obtener las habilidades correctas: España’, la institución destaca que la polarización en la demanda de competencias es mayor en España que en cualquier otro país de la OCDE, señalando que una elevada proporción de empleos requieren «niveles muy bajos de formación», aunque aún así el volumen de trabajadores poco cualificados supera la demanda, mientras el país se enfrenta a «la escasez de competencias básicas relacionadas con el razonamiento matemático y la comprensión lectora, así como de habilidades cognitivas superiores».

La institución internacional pone de manifiesto que, a pesar del elevado y persistente desempleo, España gasta relativamente poco en formación y en asistencia en la búsqueda de empleo para desempleados en comparación con otros miembros del ‘Club de los países ricos’.

De este modo, la OCDE considera que la empleabilidad de los adultos en España se ve lastrada por sus escasas competencias básicas y por un número insuficiente de opciones de aprendizaje que puedan ayudarles, señalando que, a pesar de que existe formación para adultos gratuita en competencias básicas, actualmente las tasas de participación son muy bajas.

En este sentido, la institución opina que España debería plantearse aumentar la flexibilidad de la oferta formativa para adultos en competencias básicas, con miras a promover una mayor participación.

Así, recomienda a España «reducir el uso de ayudas a la contratación», ya que estas pueden generar importantes efectos de sustitución en caso de no estar bien dirigidas, añadiendo que, «así se liberarían recursos para ayudas a la formación que necesitan los demandantes de empleo» para aumentar sus competencias y mejorar su empleabilidad a largo plazo.

En este sentido, la organización señala que el nuevo cheque de formación para desempleados, que aún no está en funcionamiento, debería ir dirigido a instituciones acreditadas y centrarse en aquellas competencias con demanda, además de ir vinculados a una orientación personalizada con el fin de lograr mejores resultados.

Por otra parte, la OCDE sugiere que España debería plantearse asociar la ‘Cuenta Formación’ a un sistema de cheques que permita mejorar las competencias y reciclarse según evolucione la demanda de competencias con el objetivo de incentivar económicamente oportunidades de formación continua vinculadas a las personas y no a los puestos de trabajo.

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