El negocio de quitar piojos: 26.000 clientes y 130.000 euros al año

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Expertos eliminan piojos en la Clínica HeadCleaners (Foto:HeadCleaners)

Llega el buen tiempo y con él, la época de piscinas. En ellas, además de bañarse miles de personas, también juguetean los piojos.

Atrás quedó lavar la cabeza con vinagre y aceite o peinar el cabello con esa lendrera que tanto miedo da cuando reaparece. Al picor de los piojos ahora
se le dice adiós en las clínicas especializadas que matan a estos bichos microscópicos.

HeadCleaners fue la primera en abrir sus puertas en España. Su fundadora, Laura Martín, vio en los piojos un negocio cuando en verano de 2010 se encontró con el problema en casa. «Probé diferentes productos de farmacia, dediqué mucho tiempo y no había forma de acabar con el asunto». Algo que coincidió con un cambio profesional y con que todavía no existía ninguna clínica de estas características en nuestro país.

Probó suerte en Madrid. Y la tuvo: la primera clínica de HeadCleaners abrió en 2011 y solo dos años después desembarcó en México y en 2015 llegó a Miami, Estados Unidos. Hoy, después de años de esfuerzo y dedicación cuenta con 10 centros en nuestro país.

En todos ellos, se utiliza el mismo tratamiento: eliminar al piojo en tres fases. «Aspirar el cabello, revisarlo con lenceras especiales y por último, de forma manual, pelo a pelo, asegurando la completa eliminación de todas las liendres», explica Laura. Su precio: 50€, da igual si el pelo es corto o largo. A esta cantidad se suman otros 20€ de una primera revisión, lo que sería un total de 70€ que ahorran más de un disgusto.

En el «ticket de compra», además, se incluye una segunda revisión gratuita a los quince días y un mes de garantía desde la última revisión para asegurar que el piojo ha desaparecido.

26.000 clientes, el 70% niños

Por sus clínicas pasan cada año más de 26.000 clientes, de los cuales el 40% son nuevos, indica Laura. «El aumento de la clientela en los últimos años es exponencial ya que se está produciendo un trasvase del tratamiento tradicional, en casa con productos de farmacia o remedios caseros, hacia el tratamiento profesional, el servicio que nosotros les damos en los centros especializados», asegura la fundadora de HeadCleaners.

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Cliente Clínica HeadCleaners (Foto: HeadCleaners)

Pero en sus centros no se puede ver a mucha gente mayor. Su clientela son familias: «casi un 70% son niños entre los 5 y 16 años, siendo un 70% niñas y un 30% niños». El resto, corresponde a madres y padres contagiados y a un grupo importante de jóvenes mayores de 16 años.

El crecimiento de su clientela le ha hecho facturar más de 130.000 euros anuales entre todos sus centros, con una rentabilidad media del 35%.

Pero Laura, que levantó los cimientos de HeadCleaners hace tan solo 6 años, cree que lo mejor está por llegar. «Estimamos que en el momento actual solo un 15% de la población son usuarios de este servicio, lo que da una idea del potencial de crecimiento de mercado», afirma Martín.

Cerca de 3 millones tienen piojos cada año

En España, alrededor de 3 millones de personas se ven afectadas cada año por la pediculosis, «de los cuales un 35% está representado por población escolar y un 27% representado por sus padres», subraya Laura. «Por eso creemos que tenemos mucho recorrido. Más del 70% del target no sabe aún que existen estos centros especializados», explica.

Martín recomienda elegir este método para hacer que desaparezcan. Sobre todo, por el tiempo que se gana con los más pequeños. «Es una decisión inteligente si evalúas tiempo y dinero. El tratamiento tradicional requiere de entre tres y cinco horas, mientras que el tratamiento profesional lo soluciona en hora y media y de forma garantizada», sostiene.

Los piojos no saltan, ni vuelan. En el 90% de los casos, según la fundadora de HeadCleaners, se produce por el contacto cabeza con cabeza. Varios estudios holandeses confirman que hacerse un selfie aumenta el riesgo de contagiarse de piojos. Por lo que, tengan cuidado con quién se hacen una foto, por si en algún momento tienen que volver a los aceites, las lendreras o quien sabe, a alguna clínica de HeadCleaners.

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