El mundo al revés en España: los okupas toman medidas para no ser desalojados por otros okupas

Ante la pasividad de los gobiernos, nos hemos acostumbrado a ver cómo los propietarios tienen que utilizar trucos para protegerse de la okupación. Sin embargo, se ha producido un giro de tuerca que hará que te marees. Ahora son los propios okupas los que se intentan defender de otros okupas.
Como lo oyes. La preocupación de los okupas ya no es con los dueños de la vivienda o con los procesos de desalojo. Ahora, el verdadero problema es que el okupante sea okupado. Por ello, han empezado a instalar medidas de seguridad contra sus compañeros.
De hecho, hay casos muy específicos. Como ha informado Hoy Aragón, en el pueblo de San Miguel de Pedroso (Burgos), con apenas 100 habitantes, se han encontrado con esta situación.
Los okupas utilizan medidas de seguridad para protegerse de otros ilegales
Para ser exactos, un grupo de okupas tomó posesión en San Miguel de Pedroso de una vivienda que levaba más de dos décadas abandonada. Lo sorprendente es que no se limitaron a entrar en ella.
Vaciaron el inmueble, pusieron una alarma con cartel bien visible y hasta intentaron empadronarse en el domicilio. Todo con un objetivo claro: blindarse frente a otros grupos de okupas que pudieran intentar lo mismo.
Este tipo de situaciones ponen en evidencia el vacío legal que rodea la okupación en España. ¿Por qué? La normativa protege la inviolabilidad del domicilio, incluso cuando se trata de una okupación ilegal.
Esto dificulta la actuación policial. Pero lo más llamativo es que, ahora, los propios okupas toman precauciones para no ser víctimas de su misma práctica.
Ver que campan a sus anchas y que la policía tiene pocas herramientas para combatir produce dos efectos. Por un lado, un efecto llamada. Y por otro, que los vecinos vivan aterrorizados y también tengan que usar métodos de prevención contra los okupas.
De las grandes ciudades a los nuevos pueblos: el nuevo objetivo de los okupas
Que casos tan rocambolescos como este hayan ocurrido en un pueblo de poco más de 100 habitantes no es casualidad. La realidad es que los okupas han empezado a cambiar el foco.
Durante años prefirieron las grandes ciudades, pero han detectado que en los municipios pequeños hay oportunidades mejores. Allí tienen todo lo que necesitan y es mucho más fácil.
Por norma general, en los pueblos pequeños es habitual encontrar casas más grandes, abandonadas, propiedades de gente que no vive allí durante todo el año, etc. Además, hay menos presión social de los vecinos.
En este nuevo modelo, los okupas actúan casi como una organización. Colocan perros guardianes, observan los movimientos del vecindario, intentan empadronarse y generan estructuras internas para proteger el espacio ocupado.
Es decir, es una especie de propiedad paralela que opera al margen de la legalidad, pero con métodos propios de quienes quieren quedarse mucho tiempo.
¿Por qué es tan grave que los okupas instalen sistemas de seguridad?
Los okupas en un barrio o en un pueblo siempre generan problemas de convivencia, por lo que el problema no es sólo del dueño de la vivienda, sino de toda la comunidad.
Más allá de problemas de salud pública, ruidos, devaluación del barrio, etc., el hecho de que los okupas empiecen a enfrentarse entre sí instalando medidas de seguridad va más allá de la anécdota.
Una alarma o un perro guardián pueden ser el desencadenante de una pelea, que puede tener consecuencias catastróficas. ¿Te gustaría que eso ocurriera al lado de tu casa?