La importancia de los valores en la empresa

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(Foto: GETTY)

El comportamiento de los directores y emprendedores en la compañía es clave para construir una cultura de ética. Ellos son los encargados de transmitir a toda la organización aquellos principios por los cuales quieren que sea reconocida.

Por lo tanto, deben dar ejemplo y actuar de acuerdo con aquello que quieren transmitir. Si la forma de presentarse y obrar de aquella persona que tiene más responsabilidad atenta contra los principios que quiere transmitir, se genera una contradicción de valores que dificultará el día a día de la compañía e impedirá llegar a los niveles de competitividad y excelencia que se persiguen.

¿Cómo conseguir los objetivos marcados?

En empresas donde existe un ambiente de respeto a los valores éticos, todos entienden que el logro de sus objetivos no justifica utilizar formas ni acciones que vayan en contra de una ética y moral compartida. En organizaciones donde la política formal está enfocada solamente al logro de objetivos económicos, sus integrantes se olvidan de los principios éticos.

Esta visión desanima al personal porque les genera un conflicto entre sus convicciones morales y las exigencias del logro de metas económicas impuestas por la dirección.

Es importante que la forma de comportarse de la compañía, tanto a nivel interno con sus empleados como externo hacia sus clientes y colaboradores y agentes que interaccionan con ella, sea la adecuada de acuerdo a los valores transmitidos. De esa forma, se generan lo que se llama valores compartidos, que permiten a la compañía gozar de las siguientes ventajas:

– Identificación de la compañía con unos valores positivos: al tener la organización los mismos valores que ellos, sienten que son realmente parte de ella.

– El equipo confía en la empresa: la compañía gana credibilidad puertas adentro y la persona se siente satisfecha de trabajar en ella.

– Identificación de los trabajadores con la compañía: si las personas que trabajan en la empresa coinciden en valores con la compañía, estarán más motivados y se esforzarán más en su desempeño. De la misma forma, estarán dispuestos a afrontar con mayor solvencia determinadas situaciones de estrés o dificultad que puedan ocurrir.

– Facilita la innovación y el intercambio de ideas y mejoras: si un trabajador se siente partícipe de la empresa y de sus resultados, querrá también involucrarse y propondrá ideas y mejoras en aquellos aspectos en los cuales trabaja. Ello repercutirá en un mejor funcionamiento y una mayor productividad.

– Se fideliza a los clientes: si se transmite una imagen de acuerdo con aquello que espera nuestro público objetivo, la vinculación que se crea con el cliente es tan alta que muy difícilmente se irá a otra compañía de la competencia. De la misma forma, se refuerza una imagen de marca potente que puede servir para introducir nuevos productos en el mercado.

Se obtiene también un beneficio económico: gracias a la mayor productividad y a los mayores ingresos obtenidos a través de unos clientes fidelizados, los beneficios de la empresa aumentan. Aunque no era la finalidad inicial, es la consecuencia más palpable de la importancia de actuar de forma responsable de acuerdo con los valores compartidos.

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