Interior revisará el ‘Plan de Desradicalización de Presos Yihadistas’ tras el incremento de la violencia

Célula yihadista detenida en Melilla en 2014
Célula yihadista detenida en Melilla en 2014. (Foto: EFE)
Borja Jiménez

Debido al incremento de la violencia, amenazas, apología terrorista y conflictos por parte de los presos yihadistas (que ya se acercan a 300 en las cárceles españolas), y a la incapacidad de los funcionarios de prisiones de controlar la radicalización de más presos, el Ministerio de Interior revisará el fracasado ‘Plan de Desradicalización de Presos Yihadistas’, tal y como han confirmado fuentes del Gobierno a OKDIARIO.

Sólo unos días antes de que se produjeran los trágicos atentados en Cataluña, el ministerio de Interior contabilizaba 270 presos en las cárceles españolas por delitos relacionados con el yihadismo, superando por primera vez a la banda terrorista ETA (con 20 presos menos en España).

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, recordaba entonces que son 186 los detenidos por yihadismo desde que el 26 de junio de 2015, hace dos años, se elevara a 4 sobre 5 la alerta por la amenaza terrorista. «Nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado tenían cifrado en unos 200 los yihadistas que desde España se trasladaron a Irak o Siria para integrarse en las filas del Daesh. Es muy inferior a la de otros países. De estos 200, unos 50 han fallecido por la zona de conflicto y 34 han retornado, de entre ellos cuatro menores. El resto todavía están por allí y, desde luego, a nuestro país no han retornado», señaló el ministro.

Descontrol yihadista

Este incremento de presos yihadistas está dejando contra las cuerdas a los funcionarios encargados de vigilar y controlar a los internos. Los reclusos están «totalmente radicalizados», denunciaban desde CSIF a OKDIARIO hace apenas unos días.

Fuentes gubernamentales, de hecho, no han tenido más remedio que confirmar esta progresiva radicalización de presos yihadistas, que refleja que el denominado ‘Plan de Desradicalización de Presos Yihadistas’ ha fracasado. Por ese mismo motivo, fuentes conocedoras han confirmado a OKDIARIO que “seguramente se revisará y mejorará”.

Este Plan ha fracasado, entre otras cosas, porque los funcionarios siguen sin poder estudiar árabe, idioma en el que hablan los yihadistas y algo básico para la tarea de vigilancia que tienen que tener sobre este tipo de presos.

Más medidas

“Frente a estos presos tan radicales no podemos dejar que se pudran en la cárcel, tenemos que reinsertarles desde el primer momento que pisan el módulo”, explica Juan Luis Escudero, portavoz de los funcionarios de prisiones. Así, desde las cárceles piden más medidas para evitar el efecto contagio de estos autoproclamados mártires al resto de la población penitenciaria.

Como es lógico, son los internos musulmanes más jóvenes los de mayor riesgo, ya que muchos de ellos, según explican los funcionarios, han llegado a nuestro país en difíciles circunstancias o han nacido en España en entornos marginales. “Alguno de estos terroristas ya habían pasado por nuestras cárceles por delitos de delincuencia común, la mayoría relacionados con las drogas o con robos con intimidación y violencia. Si antes era habitual ver en las celdas habitadas por internos musulmanes, imágenes de ídolos futbolísticos como Zidane o de otros futbolistas de origen argelino o de esas regiones; ahora aparecen fotografías de terroristas como Bin Laden o con banderas del ISIS”, subrayan desde CSIF.

Pero, ¿qué hacen los funcionarios cuando las ven? Según explica Escudero a OKDIARIO, “se las retiramos inmediatamente”. Y, ¿qué dicen los presos cuándo se las retiran? “Ellos no lo entienden, para ellos Bin Laden y estos terroristas son mártires, son una especie de ‘Che Guevara’”, continúa el portavoz de los funcionarios. “Para ellos este mensaje radical no deja de ser una redención, por ello abrazan con tanta fuerza al Islam”, subraya.

Por todo esto, desde las prisiones españolas creen que esta desradicalización debe empezar desde el primer momento en el que los terroristas ingresan en un centro penitenciario. Y, pese a que es obvio que existen predicadores de la yihad en las cárceles, los funcionarios creen que es “alarmante” la “falta de medios humanos y materiales” con los que cuentan.

Tal y como explican desde el sindicato mayoritario de funcionarios, “dos o tres funcionarios deben controlar patios con más de 100 internos y, además, supervisar a presos musulmanes para evitar su radicalización”. De hecho, recientemente ya se rechazó el reconocimiento expreso de los trabajadores penitenciarios como agentes de la autoridad. Fue el pasado 28 de junio, cuando se votó una proposición no de Ley para el reconocimiento de Agentes de la Autoridad a los Funcionarios de Presiones dentro de la Comisión de Interior, pero fue rechazada por 18 votos en contra frente a 17 votos a favor.

Bajo el punto de vista de muchos funcionarios, el discurso dominante entre nuestros responsables políticos de diverso signo ideológico ha sido el negacionismo o la minimización del problema yihadista, “sosteniendo que en las cárceles no existe ningún problema grave con el radicalismo islámico”. Pero, según cuentan en CSIF por fuentes de inteligencia, “nos previenen que las prisiones pueden ser una escuela de reclutamiento destinadas a crear células terroristas para puedan actuar fuera o dentro de nuestro país”.

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