Crisis del coronavirus

Guía práctica: ¿Cómo puede afectar a la economía las caídas sin precedentes del precio del petróleo?

petróleo Rusia
Pozos de petróleo.

Keith Wade, economista jefe, y Mark Lacey, gestor de materias primas de Schroders, han elaborado una guía práctica explicando qué está ocurriendo con el petróleo a la que ha tenido acceso OKDIARIO.  El precio del petróleo, concretamente el del barril de Texas, de referencia en Estados Unidos, cotizó en negativo por primera vez en la historia, lo que plantea  la siguiente duda: ¿Cuál será el impacto podría causar esto en la economía y el sector energético?

Los expertos explican que «a medida que todos los países del mundo se confinaban para frenar la propagación del coronavirus, la demanda del petróleo se ha ido hundiendo». El lunes ocurrió algo inaudito: el precio el precio del West Texas Intermediate (WTI), barril de crudo de referencia en Estados Unidos, cayó hasta valores negativos por primera vez en su historia.

¿Esto qué significa? Básicamente, que los productores de petróleo están pagando a los compradores por adquirir los barriles, ya que hay cierto miedo a que la capacidad de almacenamiento se agotar.

Pese a que el debilitamiento de la demanda y la incertidumbre de las perspectivas a corto plazo han desempeñado un papel importante, gran parte «del motivo de esta caída puede deberse a los entresijos del mercado mundial de petróleo y a una falta de capacidad de almacenamiento». «En este sentido, los contratos de futuros de petróleo se refieren a períodos de entrega específicos, y el actual contrato de WTI para entrega en mayo debía expirar el 21 de abril», recuerdan.

A diferencia del Brent (usado también como referencia de los precios del petróleo, en este caso en el Viejo Continente), los contratos de WTI «se liquidan por entrega física, y el propietario del contrato, el día de su vencimiento, recibe los barriles de petróleo». Como muchos traders de petróleo en los mercados financieros no pueden aceptar la entrega física, «ha habido impaciencia por deshacerse de estas existencias y así evitar gastos de almacenamiento».

A principios de este mes, la OPEP y sus aliados llegaron un acuerdo para reducir la producción mundial de petróleo un 10%. Fue «el mayor recorte en la producción de esta materia prima jamás acordado», explican los expertos de Schroders. «Una de las consecuencias de esta medida fue la guerra de precios que se desató entre Rusia y Arabia Saudita», explican. Muchos analistas opinaron que los recortes no eran lo suficientemente grandes para hacer frente a la caída de la demanda.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha considerado la caída de los precios como un problema a corto plazo y ha prometido adquirir parte del petróleo para las reservas nacionales del país. Sin embargo, crece la preocupación de que esto pueda ser un problema más a largo plazo, ya que la capacidad de almacenamiento en el centro de WTI en Cushing, Oklahoma (el principal punto de entrega de petróleo en los EE.UU.), se va a agotar a mediados de mayo.

«En circunstancias normales, la caída de los precios del petróleo sería beneficiosa para los hogares, ya que reduciría la inflación y, como consecuencia, aumentaría el poder adquisitivo de las familias. Sin embargo, no es lo que está sucediendo, ya que las personas no están usando sus vehículos y la mayoría de los negocios minoristas permanecen cerrados. Por tanto, hay pocas oportunidades de disfrutar de estas bajadas en los precios del crudo», explica Keith Wade, economista jefe de Schroders.

Asimismo, el experto cree que, «una vez se levante el confinamiento, habrá más oportunidades para gastar y consumir, pero la demanda de petróleo, junto a los precios del combustible, también aumentarán entonces». «Por tanto, es complicado de cuantificar y tendrá un efecto positivo, aunque pequeño para la mayoría de los consumidores de petróleo», avisa.

«Sin embargo, existe un efecto negativo a tener en cuenta, ya que los productores de petróleo tienen que reducir la producción para ajustarse a la demanda y los costes de financiación han aumentado considerablemente para el sector. A su vez, los productores de gas de esquisto ya están recortando su inversión de capital y esto lastrará la actividad y profundizará la crisis en Estados Unidos antes de que tenga efectos beneficiosos para el consumidor», señala Wade.

Mark Lacey, gestor de materias primas de Schroders, opina que el mayor impacto serán las quiebras: «Pese a que muchas compañías petroleras están recortando sus gastos de capital en un 50%, muchas acabarán quebrando». Concretan que unas 80 compañías de petróleo y gas lo hicieron tras la crisis por el desplome de los precios del crudo en 2015. Ahora nos enfrentamos a una situación peor. «La industria va a cambiar después de estos acontecimientos, ya que las quiebras no solo se van a limitar a Estados Unidos, sino que también ocurrirán en Asia, América Latina y Europa», destaca Lacey.

De hecho, muchas compañías petroleras del mundo están empezando a cerrar (shut-in) su producción ante los nuevos precios del crudo. Es decir, están poniendo un límite a la producción, que es menor que el potencial de producción disponible.

«A principios de marzo este tipo de cierres fueron graduales, pero ahora se están acelerando y muchos de ellos serán permanentes, ya que muchos campos no se reiniciarán, aunque los precios vuelvan a estar en los 60-65 dólares por barril. Los análisis realizados de la industria indican que se podrían perder de cuatro a siete millones de barriles por día como resultado de estos cierres», añade Lacey.

«La acción del precio del lunes fue el resultado de que los comerciantes físicos que se habían comprometido a recibir la entrega en Oklahoma no pudiendo almacenar el crudo, hasta el punto de que tuvieron que pagar a los almacenistas pagos únicos de entre 40 y 50 dólares por barril para mantener el crudo durante unos días», explican desde Schroders.

Los expertos de Schroders esperan que el contrato de WTI para junio y posiblemente julio sigan cotizando con extremada volatilidad durante las próximas semanas. Uno de los principales motivos es que el almacenamiento en Oklahoma no tendrá la suficiente capacidad.

Sin embargo, esto no solo afectará al mercado estadounidense. En todo el mundo los terminales de almacenamiento se llenarán y esto obligará a que los productores de la OPEP y no OPEP lleven a cabo recortes aún mayores.

«La conmoción en el mercado mundial de petróleo como resultado de las restricciones del Covid-19 no tiene precedentes. Este mercado nunca ha experimentado una caída de la demanda de esta magnitud y, por lo que ya estamos viendo, esto tendrá un impacto a largo plazo en la dinámica de la oferta de la industria petrolera durante muchos años. Y a pesar de los recientes recortes en la producción, el motor más importante para cualquier recuperación será la demanda», concluye Lacey.

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