Feijóo da cariño a bancos y energéticas: promete eliminar los impuestazos de Sánchez
Con todo el lío que ha montado Yolanda Díaz con su tope al precio de los alimentos y los intentos desesperados de la UE por rebajar la luz (por no hablar de la muerte de Isabel II), se nos ha olvidado el impuestazo que Pedro Sánchez va a poner a bancos y energéticas a casi todos… menos a los afectados. Varios de sus presidentes desfilaron por agosto por Moaña para pedir ayuda a Alberto Núñez Feijóo con este tema.
Y el presidente del PP les dio cariño. Según fuentes al tanto de estos encuentros, les prometió que, si llega al Gobierno en 2023 como anticipan las encuestas -no parece que el BCE esté por la labor de forzar elecciones anticipadas dejando de financiar los dispendios de Sánchez-, suprimirá estos tributos. En la práctica, eso significa que sólo tendrán que pagarlos un año, en 2023 sobre las cuentas de 2022, pero no dos como pretende el Ejecutivo actual.
Estas reuniones con algunos de los primeros espadas empresariales del país han sido tanto presenciales en la residencia de verano de Feijóo como telemáticas. Algunos de los que han mantenido estos encuentros son Carlos Torres (BBVA), Isidro Fainé (Fundación la Caixa y presidente de la CECA), Josep Oliu (Sabadell) o Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), siempre según las fuentes.
Doble imposición y confiscación
Todos ellos han expuesto al líder de la oposición los motivos por los que no hay por dónde coger estos tributos. Para empezar, porque son una doble imposición del libro, ya que gravan conceptos (los intereses y comisiones netos en la banca, y el importe neto de la cifra de negocios en las energéticas) que ya tributan en el Impuesto de Sociedades.
Como es sabido, la ínclita María Jesús Montero ha buscado un subterfugio para tratar de evitar que los tribunales los tumben por esa doble imposición: no los llama impuestos sino «prestación patrimonial de carácter público no tributario», échale guindas al pavo, basado en un concepto anglosajón denominado levy por oposición a tax.
Pero aquí el argumento de los afectados es claro: el Estado sólo puede quitar el dinero o los bienes a los ciudadanos y las empresas por tres vías, los impuestos (tasas, tributos, gravámenes, etc.), la expropiación o la confiscación. Si esto no es un impuesto, y tampoco es una expropiación porque no hay contraprestación, entonces estamos ante una confiscación. Que, evidentemente, es ilegal en un Estado de Derecho con economía de mercado.
El impuesto agravará la crisis
Más allá de los aspectos legales, Feijóo comparte los temores de banqueros y empresarios a las consecuencias de este tributo: más comisiones bancarias, créditos con tipos más altos y una electricidad y unos combustibles todavía más caros. Que es justo lo que hace falta al país tal como está la inflación para que, en vez de una «recesión técnica», tengamos una crisis de caballo.
Ah, claro, el Gobierno (mejor dicho, el PSOE y Podemos) ha incluido en su proposición de ley la prohibición expresa, con fuertes sanciones, de trasladar el impuesto a los clientes. Cosa que legalmente tampoco se tiene en pie en un mercado libre y en el que las compañías son soberanas para fijar sus precios. Máxime cuando sus costes -el precio del dinero en los bancos y el gas y el petróleo en las energéticas- están subiendo a marchas forzadas, con lo cual es muy fácil justificar dichas alzas. Es más, en el caso de los bancos, la EBA (Autoridad Bancaria Europea) les obliga a repercutir todos sus costes para no amenazar su solvencia.
Y luego hay un montón de incoherencias sin pies ni cabeza en este tributo: ¿Por qué sólo a bancos y energéticas y no a otros sectores? ¿Por qué sólo a los grandes? ¿Por qué se deja fuera a la mayoría de los extranjeros (la proposición no dice nada de las sucursales de entidades foráneas)? ¿Por qué hay que hacer un pago adelantado ya este año del 50%, nada menos, de la cuota estimada? (Bueno, ésta es fácil: para maquillar el déficit galopante de 2022). O ¿por qué no es deducible en el Impuesto de Sociedades como todos los demás gastos? (A esto se puede aplicar también la explicación anterior).
Feijóo es sensible a todos estos argumentos, como no podía ser de otra forma en un político que se dice liberal. Incluso ha prometido bajar otros impuestos que afectan a la energía, según las fuentes. Ojalá. Pero habrá que ver si, cuando gobierne, es liberal de verdad o coge el camino socialdemócrata de Rajoy y Cristóbal Montoro.