Éste es el dineral que cobran los presos por estar en las cárceles en España
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En las cárceles de España, a los presos se les ofrece la posibilidad de trabajar a cambio de una pequeña remuneración, la cual varía dependiendo del trabajo realizado, razón por la cual es interesante saber cuánto cobran los presos. Además de proporcionarles unos ingresos, el trabajo en prisión se valora positivamente en las evaluaciones para la libertad condicional, ya que demuestra un esfuerzo por reintegrarse a la sociedad. Este tipo de trabajo también les permite adquirir habilidades y experiencia laboral.
A lo largo del tiempo, el número de condenados en las ha ido variando. Según los últimos datos, en 2023, la cifra de adultos condenados disminuyó un 9,2%, mientras que el de menores de edad lo hizo en un 7,2%. Entre los delitos más comunes cometidos por los adultos se encuentran los relacionados con la seguridad vial (24,6% del total), las lesiones (17,3%) y los hurtos (15,0%). Estos datos reflejan un panorama en constante evolución en el ámbito de la justicia penal y las políticas penitenciarias en España.
¿Cuánto cobran los presos por estar en las cárceles en España?
En las cárceles españolas, el trabajo penitenciario es una opción para los reclusos que desean aprovechar su tiempo y recibir una compensación económica. A partir de los datos de junio de 2024, alrededor del 20% de los 55.000 internos en las prisiones españolas están empleados. La mayoría de los trabajos se realizan en talleres de producción interna, como lavanderías, panaderías, cocinas y otros servicios. También existen oportunidades para colaborar con empresas externas a través del Organismo Autónomo de Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo (OATPFE).
Sin embargo, la remuneración que reciben los reclusos está lejos de ser comparable con el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Los sueldos por hora varían entre 3,24 y 5,68 euros, lo que equivale a unos 200-300 euros mensuales, muy por debajo de los 1.134 euros mensuales del SMI. Aunque esta cantidad es modesta, la demanda de estos empleos es alta, dado que muchos internos los consideran una oportunidad para ocupar su tiempo y obtener algo de dinero, que en algunos casos puede destinarse al apoyo de sus familias o para ahorrar para su vida tras la prisión.
A pesar de los beneficios que el trabajo en prisión puede ofrecer, como la adquisición de habilidades y la posibilidad de mejorar la reinserción social, el sistema ha sido objeto de controversia. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha señalado que las grandes empresas se benefician de esta mano de obra barata sin tener que cumplir con las obligaciones laborales que implican cotizaciones a la Seguridad Social, lo que plantea dudas sobre la equidad del sistema.
El trabajo penitenciario en las cárceles de España, aunque positivo en algunos aspectos, también pone de relieve la necesidad de una mayor regulación y revisión para garantizar que se respeten los derechos de los presos, especialmente en lo que respecta al salario que cobran. Es fundamental que, aunque la compensación económica no sea equiparable al mercado laboral, los presos reciban una remuneración justa y trabajen en condiciones que favorezcan su rehabilitación.
Nacionalidad extranjera con más reclusos
En las cárceles de España, los reclusos extranjeros han aumentado considerablemente en los últimos años. Según datos oficiales, alrededor del 28% de la población carcelaria está compuesta por personas extranjeras, lo que refleja un fenómeno creciente desde 2020. Las regiones con mayor número de internos extranjeros incluyen Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana, siendo Madrid una de las más afectadas. En 2023, el 43,1% de los presos en Madrid eran extranjeros, un porcentaje que supera con creces el 20% de extranjeros que residen en la región.
Este desequilibrio se extiende al género, ya que en el caso de las mujeres reclusas, la distribución entre españolas y extranjeras es casi equitativa, lo cual contrasta con la población general de la región. En total, en España había 48.947 reclusos en septiembre de 2023, de los cuales 13.944 eran extranjeros. Entre estos, los marroquíes constituyen el grupo más grande, con más de 5.400 presos, lo que representa el 29,5% de la población carcelaria extranjera.
El aumento de reclusos extranjeros ha generado preocupaciones sobre la integración social y la distribución geográfica desigual. En algunas comunidades, como Madrid y Andalucía, los centros penitenciarios están sobresaturados debido a la alta presencia de reclusos extranjeros, lo que contribuye a las tensiones internas y problemas de hacinamiento. Además, aunque la inmigración puede enriquecer el tejido social, también plantea desafíos en términos de empleo, integración y convivencia, lo que se refleja en las cárceles españolas.
Este fenómeno también ha hecho que las autoridades se enfrenten a dificultades en cuanto a la gestión y seguridad en las prisiones, donde las diferencias en la representación de extranjeros en comparación con su proporción en la sociedad en general son evidentes. En comunidades como Cataluña, más de la mitad de los reclusos son extranjeros, lo que subraya la disparidad entre los residentes inmigrantes libres y los que están privados de libertad.